¿Qué dicen los clásicos rusos sobre la guerra?

El actual conflicto en Ucrania plantea delicadas cuestiones morales, haciendo que se debatan las razones y el significado del uso de la fuerza militar y si debería permitirse, para empezar. RBTH analiza lo que cuatro grandes autores rusos opinaron sobre la guerra. Cada una de las citas, que proceden de diferentes momentos de la historia del país y se refieren a acontecimientos diferentes, siguen siendo actuales. Aún hoy en día se publica el mismo abanico de opiniones, tanto en los medios de comunicación tradicionales como en las redes sociales, en relación a la crisis en Ucrania.

 

Lev Tolstói:

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“Nunca podré estar de acuerdo con los que me dicen que la culpa de una guerra la tiene solo una de las partes. Se puede estar de acuerdo en que una de las partes se comporta peor que la otra, pero los intentos por decidir cuál es peor nunca podrán, ni remotamente, explicar por qué tiene lugar algo tan horrible, cruel e inhumano como una guerra. Para alguien que no cierra sus ojos ante la verdad, estas razones son obvias. Son tres, en concreto: la primera, la desigual distribución de la riqueza, esto es, hay gente que roba a otra. Segunda, la existencia de una casta militar, esto es, gente que está entrenada y destinada a matar. Tercera, las falsas y deliberadamente engañosas enseñanzas religiosas en las que se educa por la fuerza a los jóvenes”.(De una carta a G.M. Volkonski, 4 de diciembre, 1899)
Tolstói, uno de los mayores pacifistas de la historia de Rusia, no siempre siguió estos pacíficos principios: fue su experiencia militar lo que hizo que cambiase. Tolstói participó en la defensa de Sebastopol durante la Guerra de Crimea (1853-1856) y en la campaña militar en el Cáucaso. Después de eso, empezó a rechazar frontalmente cualquier tipo de asesinato y, a partir de ahí, también muchas de las instituciones sociales del momento, incluyendo la Iglesia y el Estado.

 

Fiódor Dostoievski:

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“En algunos casos, no en todos (quizá con la excepción de las guerras civiles), una guerra es un proceso en el que se alcanza la paz internacional y se establecen relaciones internacionales normalizadas con el menor derramamiento de sangre, el menor dolor y el menor esfuerzo… Más bien es la paz, la paz prolongada la que convierte a las personas en animales y las vuelve crueles, no la guerra… Una guerra por un ideal generoso y espiritual, para liberar al oprimido, por una idea sagrada y desinteresada, una guerra así purifica el aire corrompido por miasmas, sana el alma, elimina la pereza y la cobardía vergonzosas, plantea y clarifica la idea que esta o aquella nación está destinada a llevar a cabo. Una guerra así fortalece el alma de cada individuo mediante la idea de autosacrificio y el alma de toda la nación mediante la idea de solidaridad mutua y de la unidad de todas las personas que la componen”. (Diario de un escritor, 1876. «¿Nos salvará el derramamiento de sangre?»)

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En 1877 Rusia le declaró la guerra a Turquía. Además de las causas políticas, la guerra estaba motivada por un elevado ideal: se consideraba asistencia fraternal a los pueblos de Bulgaria y Serbia, oprimidos por los turcos. Fue antes de esa guerra y durante su primer año cuando Dostoievski publicó Diario de un escritor, en el que dedicó muchas páginas a sus pensamientos s obre la guerra y sobre política europea en general.
Este comentario sociopolítico de hace 150 años es sorprendentemente parecido al análisis político actual en la red, con el mismo fervor, ímpetu en la opinión y pasión por las predicciones y pronósticos. Antes de que Rusia entrase en guerra oficialmente, Dostoievski debatió la posibilidad de una guerra no declarada, luchada por voluntarios, un claro paralelo con los acontecimientos actuales en el sureste de Ucrania.

 

Borís Pasternak:

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«Tenemos que elevar nuestros tiempos modernos y llenarlos de espiritualidad para que todos y cada uno de los días que pasen sean más y más valiosos, de modo que sea una pena perderlos y ser privado de ellos, que la vida se vuelva atrayente, espiritual y se llene de belleza inspirada, que no haya ningún deseo agotador de matar o morirse. No conozco y no puedo imaginar ningún otro modo de oponerse a una guerra”. (Cartas, vol. 10)

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En los tiempos soviéticos, la campaña oficial “Lucha por la paz” se convirtió en una poderosa tendencia propagandística. Famosos escritores fueron invitados con frecuencia a eventos organizados como parte de esa campaña. El único modo que un escritor tenía de expresar su opinión personal sobre la guerra, sin la ostentosa grandilocuencia y los arabescos ideológicos obligatorios, era en un diario o en su correspondencia privada. En este emotivo pasaje se puede oír el eco de los sentimientos de Tolstói.

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Por cierto, se ha comparado la novela Doctor Zhivago con Guerra y paz de Tolstói. Sin embargo, en las cartas de este Premio Nobel se recoge también la opinión opuesta: “La guerra tiene un gran efecto liberador en todo mi bienestar, mi salud, capacidad de trabajo y sentido del destino”. El propio Pasternak no luchó ni en la Primera ni en la Segunda Guerra Mundial. Su actitud hacia la guerra no estaba motivada por la experiencia, sino por sus emociones y su temperamento poético.

 

Alexander Solzhenitsyn:

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“Ninguna guerra es una salida. La guerra es muerte. La guerra es terrible no por el avance de las tropas, las casas incendiadas, los bombardeos. La guerra es terrible porque subordina todo lo pensante al poder legítimo de la estupidez… Aunque, para ser honesto, aquí las cosas son así incluso sin guerra”.(El primer círculo, novela, 1958)

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Solzhenitsyn, un oficial en servicio cuando fue enviado a prisión y luego a los campos directamente desde la primera línea de batalla, condena sin paliativos una guerra emprendida por un Estado totalitario, incluso si la guerra se dirige contra un obvio agresor: “Cualquier situación militar solo sirve como justificación para la tiranía dentro del país, solo la fortalece”.
Para complementar esta imagen, merece la pena recordar otra cita más, aunque no procede de un hombre de letras. El magnate actual Borís Berezovski, que fue en su día una celebridad popular, dijo una vez: “Hace falta un gran esfuerzo para hacer que completos extraños vayan y mueran por sus propios asuntos”.

 

* Textos de Mijáil Bútov, para RBTH, 21 de julio de 2014
Mijáil Butov es un escritor ruso, ganador del Libro del Año en Rusia.

Mario Vargas llosa: Contra el e-Book y a defender» la lengua española

El Nobel de Literatura destacó el trabajo de escritores latinoamericanos que “han mantenido la unidad y fecundidad de nuestro idioma”.

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El Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosase muestra esperanzado de que el libro en papel no desaparezca y coexista con su homólogo digital, mientras evalúa que la literatura en lengua española “está en buen pie”.

Vargas Llosa considera que, en el caso del libro, el soporte no es una cuestión menor.

“Estoy convencido de que la literatura que se escribiría exclusivamente para las pantallas sería mucho más superficial, de puro entretenimiento, conformista”, dijo a DPA hoy durante el VI Congreso Internacional de la Lengua Española en Ciudad de Panamá.

“El espíritu crítico, que ha sido algo que ha resultado sobre todo de las ideas contenidas en los libros de papel, podría empobrecerse extraordinariamente si las pantallas acabaran por enterrar a los libros”, manifiesta.

EL NÚMERO DE LECTORES AUMENTA
Las letras iberoamericanas, afirma con optimismo el autor de “Conversación en La Catedral” y “La ciudad y los perros”, “gozan de buena salud”. “Ha habido una crisis económica que ha afectado algo, pero mucho menos de lo que se temía. Creo que el libro sigue circulando”.

Al respecto, apunta que “es interesante saber por ejemplo que el número de lectores aumenta, aunque no tanto la venta de libros, pero sí el número de lectores, y ese es un síntoma muy alentador”, señala Vargas Llosa.

El escritor peruano fue el gran protagonista de la jornada inaugural del VI Congreso que abrió el telón el domingo y proseguirá hasta el miércoles en el Centro de Convenciones Atlapa bajo el lema “El español en el libro: del Atlántico al Mar del Sur”.

El desarrollo de las nuevas tecnologías implica “una problemática nueva, con la gran transformación que ha significado para el libro, para la cultura en general”, sostiene el galardonado autor, que presentará este martes en Panamá su más reciente novela, “El héroe discreto”.

CULTURA DIGITAL
El camino que se abre para la industria editorial es, mayormente, de incertidumbre. Es “muy difícil profetizar qué cosa va a ocurrir, si el libro digital va a anular enteramente al libro de papel”. También queda por saber “si va a haber finalmente una legalidad respecto al libro digital y a la cultura digital”, añade.

“Eso va a ser un elemento absolutamente fundamental en la dirección que tome la cultura en el futuro inmediato”, estima Vargas Llosa.

De todas maneras el Premio Nobel confía en que el tradicional libro de papel sobreviva los embates de la tecnología. “Yo creo que hay que hacer todo lo posible por que no desaparezca, por que coexista con el libro digital”, recomienda con fervor.

Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa instó a «cuidar y defender» la lengua española

El escritor peruano Mario Vargas Llosa, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2010, destacó hoy en Panamá que el idioma español se fortalece y expande cada día, pero no se debe descuidar ni dejar de defender.

En la sesión inaugural del VI Congreso Internacional de la Lengua Española, en presencia del Príncipe de Asturias y el presidente panameño,Ricardo Martinelli, Vargas Llosa aseguró que el español “sigue creciendo, rebasando fronteras y ocupando con una fuerza natural cabezas de playa en muchos otros países”.

El Congreso, bajo el lema “El español en el libro: del Atlántico al Mar del Sur”, reunirá hasta el miércoles en un centro de convenciones de la capital panameña a escritores, profesores y académicos, incluidos los directores del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, y de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, quienes también participaron en la inauguración.

DEFENDER Y CUIDAR LA LENGUA ESPAÑOLA
El narrador peruano, que acaba de publicar la novela “El héroe discreto”, dijo que el avance permanente del español demuestra el “dinamismo, utilidad y fecundidad” de esta lengua.

De acuerdo con el autor de “Conversación en la catedral”, tener una lengua de estas características “implica también una obligación.

Vargas Llosa indicó que esto es así “porque las lenguas, como la vocación, como la amistad, como el amor, esas grandes experiencias humanas,necesita ser cuidada y respetada para durar, crecer y mejorar”.

En ese sentido, afirmó, “necesitamos defender y cuidar nuestra lengua, no cerrándola, desde luego, a las influencias extranjeras”.

DINAMISMO DE LA MODERNIDAD
Añadió que es importante el esfuerzo por mantener su cohesión y “al mismo tiempo que dinamizando su modernidad y actualidad, respetando esa riquísima, esa maravillosa tradición que la ha constituido”.

En este camino están grandes escritores “que tienden puentes entre todos los hispanohablantes del mundo”, destacó Vargas Llosa. “Esos grandes artistas y escritores (son los) que con su palabra han mantenido la unidad y fecundidad de nuestro idioma”, subrayó el novelista peruano.

Agregó, por otro lado, que entre las maneras de querer, respetar y enriquecer el idioma español, impidiéndole que se empobrezca y se degrade, están actividades como el Congreso de la Lengua Española.

“El libro entre el Atlántico y el Pacífico”; “La industria del libro”; “Libro, lectura y educación”, y “El libro entre la creación y la comunicación” son las secciones en las que girarán los debates del Congreso sobre derechos de autor y propiedad intelectual, la era digital, el papel del blog y la crítica literaria.

Vargas Llosa, quien estuvo acompañado en el acto inaugural por los escritores Sergio Ramírez, de Nicaragua, y Juan David Morgan, de Panamá, presentará en el marco del Congreso de la Lengua su última novela, “El héroe discreto”, en un coloquio con la escritora española Rosa Montero.

* EFE, 21 Octubre 2013

Mario Vargas Llosa contra el conformismo

El escritor presentó a los periodistas «La civilización del espectáculo», un alegato lleno de claridad en defensa de la cultura.

Hablar de cultura con Mario Vargas Llosa es siempre un lujo. Pero hacerlo hoy es hablar del valor y el riesgo que nuestra sociedad ha asociado a la cultura. El escritor y premio Nobel acaba de publicar «La civilización del espectáculo» (Alfaguara), un testimonio personal y candente sobre la cuestión. Una advertencia sobre las consecuencias catastróficas de «la banalización de la cultura, de reducir la cultura a la mera diversión», en sus palabras.

Hay que agradecer la claridad que el gran narrador ha sabido imponer a su argumentación, salpicada con textos periodísticos, como ventanas a la realidad. Esa capacidad de poner los pies en la tierra le da una dimensión de intelectual comprometido con su tiempo, muy valorada en los escritos Vargas Llosa.

Acabar con la cultura

Y la claridad empieza con la primera frase en su encuentro con periodistas: «Democratizar la cultura al final ha significado el empobrecimiento de la cultura y la confusión de los valores porque la idea de acabar con el elitismo se convirtió al final en la idea de querer acabar con la cultura».

 

La cultura hace ciudadanos exigentes, la diversión los hace conformistas

El mayor peligro lo ve Vargas Llosa en las consecuencias a largo plazo en las sociedades democráticas, porque la cultura crea ciudadanos exigentes y críticos, mientras que el entretenimiento genera conformismo: «Hay gente que está contenta porque cree que tenemos por fin una cultura democrática, pero yo no —asevera—. Creo que la banalización, convertir la cultura en mero espectáculo o diversión, tiene consecuencias nefastas sobre todo para la sociedad democrática. Forma seres sin espíritu crítico y eso desembocará irremediablemente en formas de totalitarismo porque sin imaginación o capacidad crítica, en un mundo conformista, es más fácil manipular a la sociedad. La cultura es un entretenimiento creativo, que te inquieta, desarrolla en ti cierta desconfianza hacia el mundo en que vives que para mí es la fuente del progreso e impulsa los cambios». «Pero la cultura del mero entretenimiento no deja huella», se lamenta.

 

Los medios son el efecto más que la causa de la banalización

Para Vargas Llosa, los medios de comunicación son más el efecto que la causa de la banalización. «El amarillismo es la forma extrema de la necesidad de entretenimiento que ha impregnado al periodismo. Los medios serios no están en condiciones de competir con los que viven solo del entretenimiento». Pero eso, en su opinión, es porque «el público demanda ese producto, la fuente es esa cultura de entretenimiento.Cuando lo entretenido es el valor supremo de la información cualquier cosa puede ocurrir».

La culpa de los políticos

Ni los políticos ni los intelectuales se salvan de su mirada crítica. Unos y otros por distintas causas han ayudado en ese proceso de disolución de los valores de la cultura. Los políticos dejando a un lado las preocupaciones éticas de su cometido y cayendo en «campañas políticas que son espectáculo, determinado por la publicidad más que por las ideas». Y los intelectuales aislándose y haciéndose cada vez más ininteligibles, lo que es un desprecio hacia el público.

«Es aterrador —confiesa— ver a personas como los grandes economistas, tan bien informadas, que cuando salen de su campo se convierten en seres ignaros. ¡Ignaros! Cada vez nos pasa más, creamos ese tipo de ciudadanos. La función de la cultura era establecer el denominador común para todos, algo que la ciencia no puede hacer (no todos entienden la Relatividad, pero sí pueden disfrutar de la Capilla Sixtina)».

Los demonios de la libertad

Y aunque estos peligros son hijos de la libertad, la ponen en peligro, en su opinión: «La libertad es un valor primordial, pero aunque ello nos angustie, no garantiza que elijamos lo correcto», dice Vargas Llosa. Para el Nobel, «lo único que puede frenar los excesos de la vida pública es la cultura, como yo la entiendo. Una cultura que no permite libelo. Pero la cultura que vivimos hoy día no solo no sanciona el libelo, sino que lo busca y lo paga a precio de oro. Al final, el freno de la cultura provocaría un rechazo natural frente a lo que violenta el buen gusto. No creo que con leyes especiales se pueda frenar el amarillismo. La cultura tiene un peso moral, ahí también vemos el riesgo de banalizarla… Con cultura la sociedad sufriría menos, porque es una fuente de enriquecimiento personal que redunda en enriquecimiento social. El amarillismo es un hijo deforme y perverso de la libertad».

*Por JESÚS GARCÍA CALERO / MADRID / 18/04/2012

La escritora española Maruja Torres quiere morir matando

Dice Maruja Torres que la novela negra es una cosa de vejez. Que lo que a ella le gusta hacer ahora es “elegir a personas detestables, atarlas, imaginar el asesinato y luego hacer justicia”. Que de esta forma “destilas la maldad”, y que disfruta colocando a personajes de clase social alta como los malos, aquellos que matan “por ser más ricos, por tapar sus errores, por tener una vida más cómoda”. Reconoce que parece un tópico, pero que “es encantador envejecer y morir matando”.

Maruja Torres da buena cuenta de una cerveza bien fría y de un plato de salmón ahumado a los pies de las pirámides de Guiza, no lejos de donde comienza su última novela, “Sin entrañas”. La ex-reportera metida a detective por amor al arte Diana Dial, el alter ego de la Torres, con su mismo peinado, su misma lenguaraz desvergüenza y su mismo amor a decir lo que piensa, ha regresado a las librerías para resolver un nuevo crimen, esta vez en el Nilo. Un homenaje paródico a la gran novela deAgatha Christie, con un vapor, un misterio, el río y hasta una Lady (dos, para ser más exactos, una auténtica y una falsa); pero en lugar de ingleses, Maruja Torres ha llenado el barco de catalanes.

La autora ha viajado a El Cairo con un grupo de periodistas para presentar su libro, publicado por la editorial Planeta, y disfruta enseñando a los reporteros las maravillas de una ciudad que le fascina. Aunque las piernas le traicionan y reconoce que “este no es país para cojos”, Maruja trota con la imaginación por las pirámides, por el bazar de Jan al Jalili, compra regalos, habla con los parroquianos y pide una shisha (pipa de agua) tras otra. Se nota que añora Oriente Medio.

Ha ambientado la novela en los años previos al estallido de la revolución, “porque eso es lo que yo conocí, lo de Tahrir lo vi desde mi sofá y a través de Al Yazira, siendo muy consciente de que mi época ya no era ésta, mi época reporteril ya había pasado”. El paso del tiempo es un asunto queMaruja Torres, de 69 años, recuerda varias veces en la conversación, como cuando explica cómo Egipto le poseyó cuando vino en 2005 con varios amigos a arrojar las cenizas de su entrañable Terenci Moix en la bahía de Alejandría. “A mí las pirámides y los monumentos de aquí no me interesaban, me fascinaba más Petra, hasta que las entendí. Y las entendí a través de eso que escribía siempre Terenci sobre el sentido del tiempo y la muerte, y el deseo de eternidad. Cuando te haces mayor, eso lo entiendes mejor, no ves un monumento, ves otra cosa”, reconoce.

Maruja Torres ha entrado en el club de la novela negra –su debut fue “Fácil de matar” (2011), ambientada en Beirut-, y se divierte como una chiquilla haciendo maldades. Dice que disfruta estando “con los más golfos de la literatura”, y que “los autores son mucho menos pomposos y me lo tomo mucho mejor, porque yo nunca me he tomado en serio a mí misma como autora, hago el trabajo lo mejor que puedo pero no voy a cambiar la historia de la literatura”. Pero, ojo, “hay gente que tampoco la va a cambiar y se lo cree”, puntualiza.

«Hay una depresión salvaje»

Escribir una novela criminal supone “vivir durante un año en un mundo de fantasía, con los problemas que tú te pones. A ver, ¿cómo coño mato al cantante? Es un artefacto”, describe Torres. Dice la autora que la novela negra se ha puesto de moda “porque hay una depresión salvaje, y el género nació en Estados Unidos con la gran depresión”, y que la novela negra social es más cosa de hombres, que a las mujeres nos va más el crimen.

Puede ser, pero en “Sin entrañas”, también hay crítica social, un retrato, quizás a pinceladas, del Egipto que estalló el 25 de enero de 2011, ahogado por los corruptos, reflejados en el libro porHadi Sueni, ese director general de Antigüedades de sombrero Fedora y bolsillos amplios (un Zahi Hawass mal disimulado), e impulsado por los jóvenes con estudios y sin esperanzas, como Ismail en la novela, también inspirado en un amigo suyo. Y hay en el libro una descripción -exagerada, sin duda, pero presente en Oriente Medio-, del neocolonialismo, de los occidentales que llegan atraídos por el romanticismo de lo exótico, de ese Oriente de Agatha Christie y de“Description de l’Egypte”, que ya no existe pero que se empeñan en reproducir. “Yo he visto mucho el neocolonialismo y lo sigo viendo, e incluso tengo amigos que lo practican, que van a los sitios a lo que van. Yo voy a los sitios por amor al sitio, no por amor al otro, del que es mejor abstenerse si quieres tener una vida tranquila y una reputación”, apunta, pícara, la autora.

Es posible que a ese sueño le quede poco tiempo. El auge del islamismo en Egipto impone una realidad diferente. “Yo he visto crecer las barbas aquí y amontonarse los pañuelos en las cabezas”, afirma Maruja Torres, que ha dejado esa crítica para sus columnas y sus artículos, no para la novela. Pero recuerda, imitando con sorna la voz de un señor mayor con acento supuestamente árabe, cómo, tras una entrevista a un imán de Al Azhar cuando vino la primera vez a El Cairo en su época de reportera, con la primera guerra del Golfo, la institución le vetó. El imán le dijo que en Occidente no hacían felices a las mujeres porque no les daban hijos, y la autora, que ha tenido que escuchar esa perorata muchas veces en la región, se vengó en su artículo.

Desde entonces, reconoce, poco ha cambiado: “aunque hay mucho despertar, incluso entre mujeres veladas, el futuro de la mujer no se resuelve sin el fututo del hombre, y esto no se resuelve sin dinamitar la familia desde sus cimientos. El mundo musulmán, y yo diría que el árabe, tiene que descubrir el individualismo, el respeto a la vida y pensamiento propio, eso te lleva a respetar al otro. O avanzan todos junto o se hunden todos juntos”.

 

* PAULA ROSAS / EL CAIRO /Miercoles 18/04/2012 

La literatura nos hace entender la realidad, pero no la cambia

En ocasión de publicarse la versión en chino de su novela La piel fría, Albert Sánchez Piñol, uno de los autores catalanes más prominentes, realizó su primera visita a China, donde aceptó una entrevista con Pueblo en Línea. 
Albert Sánchez Piñol recibió el premio Ojo Crítico en 2003 y el Grinzane-Francesco Biamonti en 2005, por su obra La piel fría. Esta buena recepción a su obra está avalada asimismo por la traducción de la misma a 35 lenguas, lo que hace de este texto el libro en catalán más traducido de todos los tiempos. Además, ya hay planes de producir en Hollywood un filme basado en la novela.

 

Periodísta: Usted es antropólogo y está especializado en estudios africanos, ¿Cómo decide dedicarse a la creación literaria? Y la antropología, ¿en qué sentido influye en sus novelas?
Albert: Cuando empezé a estudiar antropología ya escribía, aunque poco. Siempre quise ser un novelista un poco distinto. En España y en Cataluña, la mayoría de los escritores son filólogos, y eso hace que un escritor filólogo domine muy bien el lenguaje, pero que al mismo tiempo tenga argumentos más limitados. En cambio, la antropología me da una libertad para crear argumentos distintos y sorpredentes dentro de lo normal. Hay pocas novelas que traten esas temáticas y creo que en el caso mío lo debo a la antropología.

Periodísta: Su novela La piel fría incluye el elemento fantástico, que desempeña un papel muy importante en el argumento, por eso algunos críticos la califican como novela de ciencia ficción, ¿está de acuerdo?
Albert: En La piel fría hay un elemento fantástico, ligado a la inhumanidad, en forma de unos monstruos subacuáticos, pero al mismo tiempo hay una idea muy antropológica. A primera vista, la novela es de fantasía, sobre un individuo que lucha contra los monstruos acuáticos. Pero a mitad de la novela se plantea una pregunta básicamente filosófica, o sea, si el enemigo no es un monstruo, el conflicto será aun peor, porque hasta ese momento, el protagonista sólo tenía que matar monstruos para sobrevivir, pero a partir del momento en que se hace la pregunta, tendrá que decidir si hace la guerra o si hace la paz, porque si no es un monstruo, ya es posible dialogar. Y si es posible dialogar no vas a hacer la guerra. Pero siempre es más difícil hacer la paz que la guerra. Ahí es cuando la antropología te aporta preguntas morales. Es una cuestión narrativa que al principio tuvo algo de ciencia ficción, pero a la cual la antropología aporta profundidad.

Periodísta: Pero al final el protagonista no logró la paz…
Albert: Es que hace un millon de años los seres humanos hacían la guerra. Lo que tenemos en este libro es que la guerra no es absoluta, pero a lo mejor es inevitable, porque no hay manera. Yo acabo de ver en televisión lo que está pasando en Siria, y hace un millon de años lo hacíamos así. Sí, siempre hay guerra, y no quiero hacer una novela rosa, no tuve obligaciones para hacer un final feliz. Hay que explicar. Yo como antropólogo, justo antes de escribir La piel fría, regresaba del Congo. Había estado en el centro de África haciendo antropología, y me sorprendió la guerra civil del Congo, que fue una guerra brutal con tres millones de muertos, entonces yo volví un poco deprimido, por la estupidez del ser humano. No podía hacer una novela feliz, cuando la gente se mataba y no sabía ni por qué se mataba. Era algo delirante, al ser humano le cuesta mucho reprimir esa violencia, la historia lo demuestra.

Periodísta: Volvemos al elemento de ciencia ficción. Aunque en los últimos años ha sido un elemento muy asiduo en las creaciones literarias y cinematográficas en todo el mundo, en España hay muy pocas novelas de este tipo. ¿Cree que el éxito de esta novela y la amplia atención que ha provocado están relacionados con este elemento?
Albert: Yo dije que hay un elemento fantástico, que hay humanidad debajo del agua. Eso no es realista, pero en cuanto a ciencia ficción, ¿dónde está la ciencia? La ciencia de ficción, en mi opinión, es algo que te habla de las posibilidades del futuro de la tecnología. Para mí es muy últil usar el elemento fantástico para hablar de cosas muy presentes en nuestra sociedad, por ejemplo del conflicto armado, cómo vemos a los que no son como nosotros y a las sociedades distintas a la nuestra, cómo asumimos las relaciones con ellos…estas preguntas son muy antropológicas, y se desarrollan mejor en una novela, porque la gente se engancha, quiere saber cómo se acaba la historia, y al mismo tiempo está hablando de estos temas. Cuando el protagonista dice, bueno, estos quizás no son monstruos, quizás son humanos, y quizás podamos hacer la paz, y que esta guerra es absurda si no son monstruos. El lector cuando lo lee, sin duda entiende que esta guerra es absurda, y si es una guerra absurda, lo son todas, porque a partir del momento en que reconoces a tu enemigo como humano, ¿por qué disparas contra él? Intenta dialogar, y seguramente encontrar una forma de convivir. 

Periodísta: ¿En qué sentido cree usted que esa novela va a afectar a los lectores?
Albert: Las novelas nos hacen lúcidos, nos hacen entender la realidad, pero no la cambian. No hay ninguna novela que haya cambiado nunca nada, y es algo triste. Yo puedo decirlo primero porque soy antropólogo, yo estudiaba los pigmeos. Es una sociedad con unos valores increíbles, una sociedad que tiene cosas muy buenas. Por ejemplo, el conflicto social es muy bajo, la discriminación contra la mujer no existe prácticamente. Tienen cosas extraordinarias, aunque nunca han leído un libro, mientras que los otros inventan la bomba tómica. Por eso quizás la literatura no ha logrado progresar mucho. Y segundo, creo que cualquiera que le este libro entenderá que las guerras son absurdas, pero da igual. Tú puedes creer que una guerra es absurda, y lo haces. La literatura no arregla a los malos del mundo, te dice cómo están, y ya está. Es un poco triste.

Periodísta: Hay algo que nos extraña, y es que en sus novelas nunca aparecen elementos de Cataluña.
Albert: En realidad durante mucho tiempo en Cataluña se creyó que la novela no era un libro catalán, porque no había ni un solo protagonista catalán. Pero creo que para hacer literatura catalana no hay que tener protagonistas catalanes que vayan con la barretina… Yo creo que ahí radica la libertad del autor. Los libros pertenecen a las literaturas según el idioma en que se escriban, no por nada más. No sentí de ninguna necesidad poner un protagonista catalán o español porque lo que importa es la historia. Me vendría mejor que un protagonista viniera de Irlanda, porque es otra isla, primero, por que ha estado en una isla, luchando contra un invasor, y cuando va a una isla tan pequeña, él lucha con otros que están allí, incluso vestido de inglés en algún momento. Aquí sobresalen las contradicciones de la humanidad: un individuo que estuvo luchando con otros en un contexto, mientras en otro contexto, puede desempeñar el papel opuesto. Me da igual, si China hubiera sido una isla, igual ponía un protagonista chino. La literatura es universal, o no es literatura. Las buenas historias son universales, aunque ocurran en un pueblo muy pequeño, si las puede leer todo el mundo. Al menos en Cataluña se ha llegado a un consenso de que la literatura catalana es la escrita en catalán, y la castellana la de los que escriben en castellano, porque hay muchos autores catalanes que escriben en castellano, o en los dos idiomas.

Periodísta: ¿En qué situación se encuentra la literatura catalana actualmente en España y en el mundo?
Albert: Muy buena. Es normal que aquí sea menos conocida. Pero una novela catalana ya puede llegar a 10 millones de lectores, que si bien puede parecer poco desde la perspectiva de China, evidencia una notable proyección internacional, tomando en cuenta lo pequeña que es. Entiendo que cuesta más de llegar a China, pero para mí esto demuestra muchas cosas. Primero y sobre todo, la universalidad, da igual en qué idioma escribas, lo que importa es la historia que escribes. Si la historia es interesante ya te traducirán, es una de las cosas buenas de la globalización. Hoy un escritor turco escribe una novela, y a los tres meses, ya la están leyendo en Irlanda: Hace diez años eso sonaba a imposible. Claro que es difícil que la literatura catalana entre en China, donde hace diez años no había nada, pero mira ahora, ya hay al menos algunos libros traducidos. Esto te demuestra que la frontera es mínima, y que las culturas numéricamente pequeñas pueden aportar muchas cosas a la literatura universal. Actualmente sí hay bastantes autores internacionales que se han traducido a más de veinte idiomas, que ya es mucho para una literatura numéricamente tan pequeña. 

Periodísta: ¿Qué elementos de su obra cree usted que interesarán a los lectores chinos?
Albert: Creo que lo que les interesa son las historias universales, que interesan en todas partes. Si yo me sentara y digo “voy a escribir una novela que va a interesar a los lectores chinos,” seguro que sería un fracaso, porque no conozco bastante la cultura china. Pero hay algo que tienen en común todos los seres humanos, en cuanto a qué tipos de historias nos gustan. En cuanto a la historia, por ejemplo, del individuo que se va a una isla desierta atacada por unos monstruos, da igual de qué cultura que tú seas, quieres saber cómo acaba eso, y mientras, puedo aprovechar la historia para exponer ideas universales. Creo que si esa historia la hubiera escrito un chino, de seguro que me interesaría.

Periodísta: ¿Pero cómo pueden los lectores chinos conocer la cultura catalana a través de su obra si no tiene rasgos catalanes?
Albert: Puede ser un puente, en el sentido de que, si ese libro te interesa, seguro que te vas a hacer preguntas. Una cosa te lleva a la otra, se dice. Y si este libro te interesa, quizás buscas a otros autores catalanes, o inquieres de dónde viene ese autor, aunque los personajes vengan de Irlanda o sean subacuáticos. Con muchos autores ocurre eso. Por ejemplo, Kafka nunca te pone personajes de Chequia, de Praga, pero igual estudio las cosas de Chequia, de Praga, de los judíos… porque me interesaban sus novelas. En cambio, si yo hago una novela sobre cómo son los catalanes, que a ellos les gusta el fútbol…eso no va a interesar a nadie, ni a los catalanes, ni llegaría a ningún tipo de lector. En realidad quería hacer el coloquio en catalán, porque yo escribo en catalán. Pero al final no conseguimos un traductor, es una pena. Pero da igual, hablo lo mismo sólo que en otro idioma.

 

* Por Rocío Huang (16 abril 2012)

«Confío en que algunos de mis libros me sobrevivan»

El autor jerezano habla de la que asegura que será su última obra, ‘Entreguerras’, un «poema fluvial» hecho de memorias.

Observa fijamente José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926) al pasado, del que hay mucho que contar. Y prefiere mirar de refilón al futuro. El autor asegura queEntreguerras o De la naturaleza de las cosas (Seix Barral) es su última obra. Ya advirtió de que en narrativa no iba a publicar más, sin embargo en poesía las musas son más caprichosas y cabezotas, aunque la consigna sea la contraria. Aquí, las confesiones de un viajero en el tiempo.

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(José Manuel Caballero Bonald, en su casa de Madrid, con una de sus obras.)

-¿Qué es Entreguerras

-Pues es un extenso poema unitario de casi tres mil versos, lo que se entiende como un poema fluvial, un largo soliloquio en el que he ido acumulando muchas memorias dispersas, muchas experiencias vividas, muchos libros escritos. Aparte lógicamente de los injertos imaginativos, de pura ficción. La poesía también es un género de ficción. Creo que Entreguerras desborda sus cauces naturales y se aproxima a lo que podría ser una síntesis de la totalidad, es decir, un resumen de lo más memorable que he ido viviendo por el mundo adelante. 

-He leído que es su retirada, su última obra. ¿Cómo sejubila un escritor? ¿Es que las musas también tienen su tiempo? ¿Siente acaso en este momento más liberación que pesadumbre? 

-No sé, quizá me sienta más liberado que otra cosa. En cualquier caso, creo que después de este libro no voy a escribir más, no me va a hacer falta. Hace tiempo que desistí de escribir una nueva novela o de continuar mis memorias, pero, claro, no podría decir lo mismo de la poesía. A lo mejor, un día, de pronto, se me ocurren las primeras palabras posibles de un poema. Y, claro, no voy a evitar esa tentación. También es verdad que, con los años, me he vuelto más escéptico, más descreído, cada vez creo menos en más cosas, y también me siento un poco inclinado a no volver a escribir nada más, por pura desgana. 

Usted ha dicho en más de una ocasión que «queda mucho pasado«. ¿Qué es entonces el porvenir ahora? 

-El porvenir es ya un espacio muy angosto, cada vez más angosto, mientras el pasado es cada vez más extenso… Miro para atrás y es como si me asomara a un pozo sin fondo. A veces me asombra comprobar la cantidad de cosas que he ido dejando atrás, tantas peripecias, tantos viajes, tantos libros… tantas entreguerras. 

-¿Cómo ha sido la elaboración de esta obra? 

-Como ocurre más o menos con todo proyecto poético, se me ocurrió por acumulación de ideas. Un día se me fue agudizando el deseo de escribir una nueva versión, digamos que en clave más interiorizada, de ciertos episodios autobiográficos que considero significativos. Quien quiera saber quién soy, tendrá que leer este libro, aun entendiendo que entre ese balance de experiencias también hay mucha invención, muchos injertos de ficción. Ya se sabe que la poesía no tiene por qué contar verdades o certezas, sino que se puede inventar de acuerdo con lo que vaya exigiendo el propio poema. La única verdad del poema es la calidad de la lengua en que está escrito. 

Es testamentaria y autobiográfica, adelantó meses atrás. ¿Qué quiere decir? ¿A qué parte de su vida o de los demás hace referencia? ¿Cómo ha sido la selección de esos momentos? 

-La selección de experiencias, de hechos vividos, ha sido bastante complicada. Pero tampoco me llevó mucho tiempo comprender que el poema tenía que funcionar como el flujo y reflujo de la memoria, como la marea de los recuerdos, sin atenerse a ningún orden ni cronológico ni temático. Para describir las cosas tal como habían ocurrido ya estaban los dos tomos de mis memorias. En Entreguerras tenía que contar lo que se me había quedado detrás de la realidad, esos materiales medio secretos que acaban constituyendo una parte esencial de tu vida. 

-¿Qué tipo de viaje hace en este libro? 

-Digamos que podría ser un viaje a la semilla, un viaje a las fuentes de mi personalidad, ese regreso a lugares y personas que han ido dando forma a mi manera de ser, a mi modo de vivir. Me imagino que también hay rastros de otros buenos y malos viajes, de lo que alguna vez he llamado las zonas prohibidas de la experiencia… 

Quizás ya no escriba más poesía, y dejó la narrativa hace tiempo. ¿En qué invertirá ahora sus ganas y su tiempo? Imagino que no recurrirá a ser uno de esos Bonald acostados de los que habló una vez en una entrevista, esos familiares que decidieron ver pasar la vida desde la cama. 

-No crea que me faltan ganas. Te levantas por la mañana, te asomas al mundo, y después de leer las últimas noticias lo primero que piensas es que lo mejor sería volver a acostarte. La cama no es mal sitio para capear el temporal, sobre todo cuando ya no te interesa para nada todo ese tropel de informaciones que terminan por complicarte la vida. Cada vez soporto peor los conflictos y desmanes de un mundo como el que estamos viviendo, dominado por las sumisiones, las corrupciones, las lacras del conservadurismo y del nacionalcatolicismo, acosado por las tiranías de las mafias financieras… La ideología ha sido desplazada por la economía y eso no conduce a ningún buen fin. 

-Eche un vistazo atrás: no fue marino, ni filósofo, pero sí escritor. ¿Ha cumplido con sus metas, sus sueños? 

-Sí, he cumplido razonablemente con mis metas de escritor. Lo de marino o filósofo, como usted dice, no fueron más que fases de incertidumbre. La incertidumbre es el primer acicate de la aventura, y eso sí que me ha seducido desde siempre. La aventura es un magnífico proyecto de vida. He navegado por cuatro mares, he viajado por cuatro continentes, y todo eso forma parte de unos incentivos aventureros que ya son sólo recuerdos fantasmales. El tiempo cada vez se me hace más irreal, más poblado de sorpresas. Lo único cierto es que he escrito unos sesenta libros y que confío en que algunos de ellos me sobrevivan. 

-¿Va en contra del fomento de la poesía hacer un largo poema-ensayo, como a usted le gustan, en esta obra? 

-Estoy en contra de la división de la literatura en géneros, los géneros deben en realidad ensamblarse unos en otros. Los géneros literarios sin más son simples subgéneros. Todo escritor que se precie trabaja con la herramienta del lenguaje y da igual que lo haga en forma de narración, de poesía o de ensayo. Un gran poema incluye la novela y el ensayo, del mismo modo que en una gran novela o un gran ensayo absorbe la poesía como nutriente primordial. Lo que a la larga importa es la belleza del hecho literario consumado. Lo demás son juegos florales. 

-Uno se va forjando amigos y enemigos (si los tiene) en el camino. ¿Qué le diría a estos últimos? 

-No creo que yo tenga enemigos, al menos no son enemigos que me merezcan alguna atención. Bueno, hay por ahí un par de individuos a quienes el rencor los hace alardear de que son mis enemigos. Uno de ellos, por cierto, es jerezano, un plumífero local resentido que empezó como poeta lírico y terminó en articulista de temas marianos. No sé qué fue de él… El otro que se ufana de ser mi enemigo vive en Madrid y de cuando en cuando me dedica algún insulto. Yo no los leo, pero me lo cuentan. No entiendo que haya gente así, qué pobreza de espíritu. 

-¿Qué deseo por cumplir le queda en el tintero como persona, no como autor, además de ser saxofonista de jazz? 

-Aparte de no tocar el saxo o de no haber aprendido la lengua árabe, no sé qué otro deseo se me ha quedado por el camino. Lo cierto es que he ido cumpliendo etapas con absoluta libertad, he escrito los libros que he querido, he sorteado tiempos oscuros, he salido a flote de mis particulares entreguerras… Ahora sólo aspiro a ver pasar la vida sentado a la sombra de un árbol, a tener cerca a las personas y los libros que yo quiero. 

Y una pregunta inevitable: ¿está satisfecho con la marcha de la Fundación Bonald? 

-Sí, muy satisfecho. En la Fundación trabaja un equipo magnífico, muy bien cohesionado y muy eficaz. Han organizado con mucho provecho mi archivo personal: correspondencia, fotografías, bibliografías, originales, documentos diversos… Aparte de la revista Campo de Agramante, claro, y del incremento paulatino de la biblioteca. La Fundación ocupa ya sin duda un puesto eminente en el panorama cultural de España.

Fuente: ARANTXA CALA / JEREZ DE LA FRONTERA |16.01.2012

Los Juegos Olímpicos de Shakespeare

Ser o no ser, Être, ou ne pas être, Sein oder Nichtsein… ¿Qué se pierde, pero sobre todo cuánto se gana, en la interpretación de la obra de William Shakespeare desde otras latitudes, servida por actores no ingleses en su idioma natal y nutridas de su propio acervo? Ni siquiera la imposibilidad de plasmar toda la riqueza de la lengua inglesa que entrañan las traducciones al español, francés, alemán o también al maorí supone un verdadero escollo. El Bardo es «el mejor poeta y escritor de todos los tiempos e, incluso cuando no puedes entender cada una de sus palabras, siempre puedes seguirlo a través de las emociones», subraya Tom Bird, responsable del festival Globe to Globe, un proyecto que congregará en Londres a 37 compañías internacionales -tantas como las piezas que firmó Shakespeare- para brindar su propia visión sobre el legado universal del inmenso dramaturgo.

Londres acoge un ambicioso proyecto sin precedentes: la representación de las 37 obras del Bardo a cargo de compañías provenientes de otros tantos países

El teatro The Globe, una réplica moderna de la sede donde Shakespeare (1564-1616) estrenó sus principales obras a orillas del Támesis, va a convertirse la próxima primavera en una torre de Babel.

Comediantes de orígenes tan diversos como Sudáfrica, las antípodas o China trasladarán a ese escenario inspirado en la Inglaterra isabelina sus originales versiones del universo shakespeariano. Los tiempos modernos procuran la ventaja de la rotulación con subtítulos cuando se trata de un Hamlet en lituano, El mercader de Venecia que habla hebreo o el Ricardo II recreado por una compañía palestina de Ramala. Y la mesura de los precios de las entradas (entre seis y 42 euros) contribuirá a esa celebración de la vocación multicultural de Londres que quiere destacar la cita olímpica de 2012.

«Shakespeare sigue atrayendo a gentes de todo el planeta, que aportan a su obra un prisma cultural, político y social diferente y enriquecedor», afirma Bird. El director del Globe to Globe destaca con especial orgullo la participación en esa iniciativa de una jovencísima nación, nacida tan solo el año pasado bajo el nombre de Sudán del Sur. Si Cimbelino relata la historia del rey bretón y su díscola hija Imogen, la producción de este drama que propone el país africano ha logrado integrar en la historia los traumas de medio siglo de guerra civil en tierras sudanesas.

También tienen su proyección los conflictos bélicos que arrasaron los Balcanes a finales del siglo XX. Porque las tres obras englobadas bajo el título Enrique VI corren a cargo de compañías de Serbia, Albania y Macedonia. El baile de los guerreros aborígenes de Nueva Zelanda que tan bien conocen los aficionados al rugby (la haka) compartirá espacio sobre las tablas del Globe con La Comedia de los Errores, de la mano de los artistas afganos de Roy-e-Sabs, en su primera incursión exterior desde la invasión del país. Y el teatro español aportará en mayo su pieza a ese caleidoscopio multinacional con la particular propuesta de la compañía madrileña Rakatá sobre la obra Enrique VIII.

A pesar de las constantes celebraciones de su figura, William Shakespeare sigue siendo objeto de toda suerte de teorías conspirativas que no creen posible cómo el hijo de un vulgar comerciante de provincias fue capaz de reflejar el mundo de la corte y sus pulsos políticos y humanos con una pluma tan excelsa. En vísperas del estreno del Globe to Globe, el cine acaba de recrear en la película Anonymus la hipótesis de que el autor de su producción fue en realidad su coetáneo Edward de Vere, conde de Oxford. «Es completamente ridículo. Shakespeare nació en Stratford-upon-Avon y escribió todas sus obras», zanja Bird sobre la eterna polémica que solo consigue reavivar el interés por el personaje.

La cascada de artículos de opinión que desató el estreno condujo a una conclusión. ¿Realmente importa si Shakespeare escribió sus obras o la vigencia de estas? De ella hay pruebas recurrentes. Recientemente se publicó una encuesta en Reino Unido sobre lo que sus ciudadanos consideran tesoros nacionales. El Bardo figura a la cabeza, por delante de la monarquía, la Union Jack o esa libra a la que siguen aferrados. De su carácter universal da fe, en palabras de Bird, «esa especie de milagro que lo convierte en un autor tan popular en todo el mundo». ¿La clave? «Creo que sus obras encarnan el examen más exhaustivo escrito nunca sobre la condición humana».

Embajada española
Volcada en la adaptación de los clásicos del Siglo de Oro a las claves nuestro tiempo, la compañía independiente Rakatá es la invitada del teatro The Globe para escenificar la visión hispana del universo de Shakespeare. La obra elegida es Enrique VIII, ese rey de Inglaterra que tuvo seis esposas, la primera de ellasCatalina de Aragón, a costa de romper con el Vaticano. Por primera vez, el dramaturgo accede a «legitimar las acciones de un monarca que alumbra el nacimiento del gran imperio», explica Rodrigo Arribas, cofundador de la compañía madrileña.

Si el Bardo se vio forzado a imprimir «tintes propagandísticos» a una pieza escrita durante el reinado de Isabel I (hija de Enrique VIII), la puesta en escena de Rakatá «buscará la esencia humana», no la justificación política, del comportamiento del rey.

El divorcio de Catalina, hija de los Reyes Católicos, encarna en esa producción hablada en español «la ruptura con un mundo medieval», explica Arribas, pero sobre todo se ha buscado «dar cuerpo de carne y hueso a los personajes». Una puesta en escena que no permite grandes alardes en el Globe convertirá la función en «un trabajo de actores por encima de todo». Con la vista puesta en la situación española, el actor considera «envidiable» que los ingleses hayan concebido ese proyecto de difusión de la figura de Shakespeare y alaba su ausencia de «chauvinismo».

 

* Texto por PATRICIA TUBELLA – Londres – 24/12/2011

Mario Benedetti murió y dejo gran obra literaria

El destacado escritor uruguayo, Mario Benedetti, acaba de fallecer recientemente y ha dejado su obra para que permanezca eternamente en la historia y la cultura literaria del mundo. Al igual que otros escritores celebres que tenemos en la historia literaria del mundo.

Mario Benedetti

De manera personal quiero hacer un breve y sencillo homenaje de mi parte citando la noticia de EFE, una entrevista en el 2006 del Clarin y los videos de algunos de sus poemas en Youtube.

Los uruguayos rinden desde hoy su último homenaje a Mario Benedetti, uno de los escritores más prolífico y versátil de Latinoamérica, fallecido el domingo a los 88 años y aún en activo.

Los restos de Benedetti son velados desde hoy en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo (Parlamento) por donde se espera que pasen miles de uruguayos y de personalidades llegadas desde el exterior, para despedirle.
«Si Mario no dejó instrucciones en contrario, el martes 19, sus

 serán depositados en el Panteón Nacional», dijo el director de Cultura de la Intendencia de Montevideo y amigo personal de Benedetti, el también escritor Mauricio Rosencof.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, asistirá al velatorio en la mañana del lunes, al igual que el vicepresidente de la República, y presidente del Parlamento, Rodolfo Nin Novoa.
«Sin duda hoy es un día muy triste para los uruguayos, pero tenemos que destacar la intensidad con que vivió Mario y la obra que nos deja», señaló la ministra de Educación y Cultura de Uruguay, María Simón.
«Fue sin duda un icono de la cultura uruguaya, muy nuestro, pero también muy internacional, con libros traducidos en muchos idiomas y leído en decenas de países», agregó.


Benedetti, autor de más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos, ensayos, así como guiones de cine, fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005), entre otros.
Además, cantantes como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Rosa León, Pedro Guerra y Nacha Guevara, entre otros, pusieron música a sus versos.
Benedetti estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional es «Biografía para encontrarme».
«La literatura, ya no la uruguaya, sino la de habla hispana y la de todo el mundo pierde a una figura de primer nivel, y yo pierdo a mi hermano», agregó Rosencof
Su última obra publicada, el poemario «Testigo de uno mismo», fue presentada en agosto del año pasado y casi como un legado final escribió:
«Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor (el de su esposa) se lo llevó la muerte/ y no sé para quien seguir viviendo».

En el último año la salud del escritor se había deteriorado considerablemente y durante ese período estuvo ingresado en cuatro ocasiones en un sanatorio de Montevideo.

 

* EFE , 18 de Mayo del 2009

 

 

Benedetti el escribidor 

Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti nació un 14 de setiembre de hace 80 años. Una vez le escribió un poema al hijo que nunca tuvo en el que prometía colgarle un único, solitario nombre; en lo posible, un monosílabo, «de manera que uno pudiera convocarlo con sólo respirar». Con una lógica que nadie discute y después de un par de batallas contra la burocracia, Mario etcétera Benedetti logró aferrarse a los extremos de su nombre oficial y suprimir todo el resto en documentos y afines. «Eran esas costumbres italianas de meter muchísimos nombres –justifica el escritor uruguayo nacido en Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó, uno de los tantos puntos de la geografía que se disputa la cuna de Carlos Gardel–. Yo tenía un tío que tenía los nombres de todos los reyes que reinaban el día que nació. Un disparate.»

Las décadas fueron regando otros azares sobre Benedetti. Hoy su rostro luce arrugas de poesía y a veces su mirada dice más que mil historias, aunque él las haya escrito casi a todas: su alma hecha palabra recorre los versos de Inventario y Viento del exilio, acompaña los acordes cotidianos de canciones como Por qué cantamos y El sur también existe; es el novelista de La tregua y La borra del café, el cuentista de Montevideanos y La muerte y otras sorpresas, el dramaturgo de Pedro y el Capitán, el ensayista de Perplejidades de fin de siglo, el intelectual comprometido con causas que la razón no desconoce.

Este Benedetti, que transitó todos los géneros posibles, supo anclar sus textos en la mayoría de los puertos que inquietan a la condición humana: el amor, la muerte, el tiempo, la miseria, la injusticia, la soledad, la esperanza. Y lo hizo de una manera tan simple y directa que miles de lectores lo convirtieron en su cómplice y todo.

Ha publicado tantos títulos como años acarrea sobre su módica estatura, y en medio de esa vastedad de prosa y verso su piel fue acumulando éxitos y afectos, miserias y exilios, errores y utopías. Lo que sigue es apenas una porción de su abultada historia.

Durante su adolescencia, cuando decidió que iba a ser escritor, ¿imaginaba este presente?
No, lo que pasa es que yo vengo de una familia con muchos problemas económicos. Mi padre era químico farmacéutico, pero tuvo muchos contratiempos con la quiebra de una farmacia en la que lo estafaron. Yo tenía cuatro años. Tuvimos que mudarnos de Tacuarembó a Montevideo, y a partir de ahí mi infancia e incluso parte de mi adolescencia fueron muy duras, con muchas privaciones. Vivíamos en un ranchito con techo de chapas de zinc; mi madre tuvo que vender la vajilla, los cubiertos y todas esas cosas que le regalaron para el casamiento. Finalmente mi padre consiguió un empleo público y ahí las cosas empezaron a andar mejor. Yo ya había tenido que dejar el colegio secundario para empezar a trabajar vendiendo repuestos para automóviles. Entonces, con esos problemas económicos que hubo en mi familia, ¿qué me iba a imaginar que iba a ser un autor de éxito y que iba a poder vivir de la literatura? Además, primero me gané la vida de muy distintas formas.

¿Pensaba que iba a ser toda la vida un oficinista?
Tenía la esperanza de un destino que tuviera que ver más con la escritura. Lo que pasa es que en Uruguay era muy difícil que alguien viviera de lo que escribía; ni siquiera Juan Carlos Onetti, que era el mejor, el que estaba en la cumbre, vivía de lo que escribía. Se podía vivir del periodismo, como hice yo, pero eso es otra cosa, no literatura. Recuerdo que de mis dos primeros libros no vendí ni un ejemplar, nada, y las ediciones me las había pagado yo. Mi primer libro de éxito –un éxito relativo, en realidad, porque la edición era muy limitada– fue Poemas de oficina. Ese fue el primer título mío que se vendió más o menos bien.

 

Acaba de cumplir 80 años. ¿Qué cosas ganó con la edad?
Paciencia, tal vez más serenidad, y madurez por supuesto. Puede ser también que los años le regalen a uno más lucidez, porque las cosas empiezan a verse no sólo con los ojos del presente sino también con los del pasado, y entonces uno puede tener una visión más aproximada del futuro. Pero también, cuando uno se hace más viejo, el cuerpo se va deteriorando y la energía cambia, aunque el cuerpo es la meseta donde se apoyan las cosas del espíritu, ¿no?

El espejo no miente –continúa–; ahí uno va viendo las nuevas arrugas, las bolsas de los ojos… y sin embargo, a veces, a pesar de los años que se tengan, el espíritu de un cuento o de un poema puede seguir siendo joven. Un poema que tiene alegría, que tiene una cosa vital, lo rejuvenece a uno. Lo mismo sucede muchas veces al escribir una historia de amor, aunque sea inventada: uno vuelve a sentir otra vez una cantidad de sentimientos que creía olvidados

Es una forma de mantenerse joven.
Claro, y ésa no es una búsqueda deliberada, es algo que viene solo. Los poemas son casi sanitarios en ese sentido.

Hay un libro suyo que lleva por título La vida ese paréntesis…
Porque creo que la vida es un paréntesis entre dos nadas. Yo soy ateo, no creo en Dios ni nada por el estilo. Hay gente que tiene sus creencias religiosas y tiende a sentir que después de la muerte está el Paraíso, o el Infierno, porque muchos han hecho mérito para ir al Infierno. Yo creo en un dios personal, que es la conciencia: a ella es a la que le debemos rendir cuentas cada día.

Y dentro de su paréntesis personal, ¿hay cosas de las que se arrepienta, algo que hubiera querido hacer de manera diferente?
Y sí, claro que sí, me he equivocado en muchas cosas. A veces me arrepiento de haber publicado un poema, no por cuestiones políticas, sino porque hoy lo veo y no creo que esté bien. Me he equivocado en haber publicado libros que todavía no estaban suficientemente maduros. Y en la vida misma también hay arrepentimientos. Hubiera deseado ser un joven más feliz, menos prejuicioso, menos ensimismado… También me arrepiento bastante de lo que fue mi actividad política, que en un momento fue muy intensa. Yo fui dirigente del Frente Amplio, pero a medida que iba pasando el tiempo advertí que no tenía la menor vocación para dirigente político, sí para militancia independiente, fuera del aparato partidario Finalmente llegué a la conclusión de que podía tener una incidencia política mucho mayor a través de la literatura. Puede ser que me haya equivocado en muchas cosas, pero en lo que no me he equivocado es en mantener cierta coherencia política. A pesar de algunos errores circunstanciales, creo que volvería por el mismo camino aunque tal vez no con los mismos pasos, para no meter la pata.

En Rincón de haikus, un libro de poemas que publicó el año pasado con 224 textos envasados en una rígida métrica japonesa, este uruguayo universal escribió: «Cuando me entierren / por favor no se olviden / de mi bolígrafo». Hasta ese punto llega su afán reproductivo. Además de este volumen, en 1999 terminó otro libro de poemas, Buzón de tiempo, después de haber parido unos meses antes las 272 páginas –en la edición más modesta– de su novela Andamios. No puede decirse que no hay lector que aguante, porque el hombre vende, y sobre todo, se lee, que no siempre son sinónimos. Sin ambición de avergonzar a quienes sufren el síndrome de la página en blanco, Benedetti confiesa que para no indigestar a la gente guarda en un cajón los cien poemas de su próximo libro, El mundo que respiro –dos de ellos se anticipan en exclusiva en esta edición de VIVA–, que amanecerán con el próximo verano.

 Como los poemas lo agarran desprevenido y sin que los convoque, siempre tiene a tiro una libreta para que su mano dibuje el esqueleto de sus versos, hasta que los borradores no aguantan el peso de tantas tachaduras y remiendos y entonces sí vuelca esa primera versión a la computadora. Allí van a parar, sin escalas de papel, sus cuentos y novelas. Justamente, si no fuera por un percance informático que lo tiene a mal traer, el escribidor infatigable ya estaría a mitad de camino con un nuevo volumen de cuentos.

La verdad es que lleva un ritmo envidiable.
Y mientras pueda y tenga temas… Ahora, con lo que me cuestan los cuentos, justo me acaba de pasar una cosa terrible. Desde hace quince años más o menos, para poder escribir tranquilo, me refugio en un hotelito de Puerto Pollenza, en Mallorca. Ahí la habitación tiene una terraza muy linda, con vista al mar, donde me siento con la computadora; la cuestión es que estaba ahí, trabajando en unos cuentos cortos cuando de repente se me borró todo. ¡Todo! Los siete cuentos que ya tenía terminados, trabajados, corregidos… ¡La bronca que me agarró! De pura suerte tengo en un cuaderno apuntes con la base de cada uno, una versión cruda, porque la prosa siempre la escribo directamente en la computadora. Así que espero volver a construirlos. ¡Qué se le va a hacer!

¿Y no los tenía impresos?
No, porque no había llevado la impresora –aunque es una chiquita– para tener un peso menos en la valija. ¿Se da cuenta qué mala suerte?

¿Sabe que reconstruir la lista de todos los libros que tiene publicados es una empresa bastante compleja? ¿Usted lleva una contabilidad más o menos exacta?
Ochenta, si se tienen en cuenta las antologías. Tengo tantos libros como años. Al que le ha ido mejor es a La tregua, de lejos, que ya tiene 148 ediciones. Después vienen Inventario Uno, Gracias por el fuego y La borra del café, que es el último libro mío que ha caído muy bien, ya debe andar por las cuarenta ediciones en los distintos idiomas y países. Pero no me puedo quejar: en España, Rincón de haikus está desde hace varios meses en la lista de best-sellers.

Hay un dato llamativo en ese ranking. Con el éxito que tienen sus poemas, tres de los cuatro títulos que acaba de mencionar son novelas.
Es que La tregua fue llevada al cine, fue finalista para un Oscar, se hicieron adaptaciones para la televisión, el teatro, la radio… Hubo mucha cosa que ayudó, lo que de todos modos es un misterio para mí, porque tampoco creo que sea mi mejor novela. Para mí La borra del café es mucho mejor, pero ahí entran otros factores: la gente la tomó como una novela de amor, y aunque es también una novela de amor, no es lo principal. En cuanto a Gracias por el fuego, también fue llevada al cine y fue finalista del premio Seix Barral. Pienso que eso le dio un empujoncito extra.

Sin embargo usted siempre se ha sentido más cómodo con la poesía, ¿no?
Siempre digo que soy un poeta que además escribe cuentos y novelas. También me siento cómodo con el cuento, aunque me da mucho más trabajo. Un poema lo puedo escribir en un avión, durante un fin de semana o mientras espero al destino, en cambio un cuento me puede llevar años. El volumen de Montevideanos, por ejemplo, demoré dieciocho años en terminarlo, y sin embargo es un género que me gusta mucho.

El cuento no admite fallas, se construye palabra por palabra, cada una tiene que tener su rol, y los finales son muy importantes. Pero a mí las ideas y los temas ya me vienen con la etiqueta del género, aunque a veces me equivoco. Me pasó con El cumpleaños de Juan Angel: empecé a escribirlo en prosa, como todo novelista que se precie, pero a las 50 páginas no podía avanzar más, estaba estancado, cosa que generalmente no me ocurre. Hasta que me di cuenta de que el tema tenía una carga poética muy fuerte y lo retomé como una novela en verso.

Ahí cambió todo y la terminé rápidamente. Algo parecido me pasó con Pedro y el Capitán: creí que era una novela y terminó como una obra de teatro que marchó muy bien, se representó en no sé cuántos países. Creo que funcionó porque tiene nada más que dos personajes; yo con tres personajes en teatro no doy.. Es un género muy difícil.

¿Y las novelas?
Me cuestan menos que los cuentos, aunque para escribir una novela se necesita un tiempo libre, porque no se pueden escribir diez páginas hoy y veinte a los dos años. La novela es un mundo que uno inventa y hay que sumergirse en ese mundo, en sus personajes… Si a mí me dejaran tranquilo podría escribir más novelas.

¿Cómo es eso?
Mire, Andamios, que es la última novela que publiqué el año pasado, demoré tanto en terminarla porque he tenido que hacer tantos viajes, cumplir con tantos compromisos y obligaciones, que me costó mucho mantener el ritmo. Hace como cuatro años que quiero tomarme un año sabático y no puedo No me dejan.

Debe haber pocos hispanoamericanos que no sepan de memoria alguna estrofa de Te quiero, Por qué cantamos, Una mujer desnuda y en lo oscuro y tantos otros temas de Benedetti que popularizaron más de cuarenta intérpretes. La poesía hecha canción apuntaló su fama y muchos de estos poemas dispararon sus flechas hacia varios corazones, dejando a su responsable como un Cupido involuntario que no merece quedar libre de culpa y cargo.

¿Usted es consciente de que algunos de sus poemas fueron el puntapié para más de un romance?
Bueno, si sirven para el amor me parece una buena empresa. A veces me cuentan que los muchachos copian poemas míos y se los mandan a las novias como si fueran de ellos, y después cuando se casan les cuentan la verdad. Puede que suene cursi, no sé, alguna gente dirá… Pero a mí no me molesta, al contrario. El amor me parece lo mejor de las relaciones humanas.

En otras palabras: usted puede ser el responsable de unas cuantas bodas.
¿Y por qué no?
Mire, una de las cosas más lindas que me han pasado en la vida con relación a mi obra me ocurrió en México. Una vez en Guadalajara, donde habíamos dado un recital con Daniel Viglietti, se me acercó una pareja de unos 30 años y el muchacho me dijo: «Mire, nosotros fuimos pareja pero después nos divorciamos. De todas formas queríamos contarle que nos conocimos por Inventario y queremos que nos firme el libro». Al tercer recital se aparecieron otra vez los dos para ponerme al corriente de la relación: «Mire, como el otro día estuvimos con usted y le contamos que nos conocimos con Inventario, queríamos decirle que por Inventario decidimos volvernos a casar». Así son las cosas..

La poesía, por lo general, no tiene tantos lectores como la novela o el cuento, y sin embargo la suya tiene muchos seguidores. ¿Alguna vez se preguntó por qué?
Sí, y para mí es un misterio. Pienso que por un lado puede ser porque mis poemas son bastante sencillos, bastante claros, y eso es algo que se convirtió en una obsesión para mí: la sencillez. Hacia el fin de mi adolescencia, cuando yo sabía que iba a ser poeta, leía a los de más prestigio, y aunque los entendía y los disfrutaba, me parecían muy enigmáticos, con toda una retórica que me parece espantaba a los lectores. Me gustaban, pero me dije que yo así no iba a escribir nunca. Otra de las razones por las que creo que a la gente le gustan mis poemas es porque he escrito mucho sobre el amor. Pero así y todo, no me explico demasiado el éxito que han tenido.

La mayoría de sus obras tiene como protagonista al montevideano de clase media. Usted siempre dijo que no podría escribir sobre otro tipo de personajes.
Es que ésa es mi limitación. Me siento muy inseguro si me salgo del montevideano de clase media. Ese es el territorio que yo conozco. Alguna vez dije, medio en broma medio en serio, que el Uruguay es la única oficina en el mundo que ha alcanzado la categoría de República. Y es así, y yo conozco bien a esta clase media. Muchas veces incluso me reprocharon que no trate a la clase obrera. Pero las veces que lo intenté, me sonaron falsos. Mis obreros nunca hablan como los obreros; entonces no insistí más, ¿para qué? Es una limitación y me atengo a esa limitación.

¿Entonces cómo explica que, siendo la suya una literatura localista, haya tenido tanta trascendencia en otras partes del mundo?
Puede ser que la clase media sea más universal que otras clases. No sé, pero la verdad es que incluso tengo cuentos que transcurren en el exterior, pero siempre de montevideanos que están en España, en Cuba o en México. De todas formas, supongo que para llegar al mundo hay que llegar primero a la comarca, por ahí se empieza. El que quiere empezar por el mundo..

A través de sus textos políticos, usted intentó hacerse escuchar en su comarca. Eso le valió un pasaje al exilio. ¿Cree que el intelectual puede cambiar algo a través de la palabra?
No, no puede cambiar nada. Yo no recuerdo ninguna revolución que se haya ganado con un soneto, por ejemplo. A los dirigentes políticos les gusta mucho adornarse con el arte, sacarse una foto del brazo de un pintor o terminar un discurso con un poema, pero no es que crean en una cosa ni en la otra. Tal vez algún raro personaje de la dirigencia política puede venir un día y decir: «Con estos tres versos me aclaraste este tema», y yo con eso puedo sentirme más que satisfecho.

Suena a batalla perdida.
No, porque uno escribe para esclarecer la mente de un individuo, del ciudadano de a pie. Además, es una cuestión de conciencia. Si yo estoy en contra de la globalización de la economía, de la corrupción y de la hipocresía, lo digo y lo escribo. Justamente las causas en las que creo y que son derrotadas son las que me impulsan, porque gracias a que las defiendo puedo dormir tranquilo. No me siento derrotado en cuanto a mis creencias ideológicas y voy a seguir luchando por ellas. Sin éxito, eso sí.

Hay que defender la derrota, dijo el poeta.
Es que la utopía es una cosa que debemos mantener. Por definición, la utopía es algo que nunca se realiza por completo, una cosa que parece imposible y después resulta que se realiza. Siempre digo que los tres grandes utópicos que ha dado este mundo son Jesús, Freud y Marx; gracias a ellos la humanidad ha dado pasos positivos. Aunque de cada utopía se realice un diez por ciento, gracias a ese diez por ciento la humanidad ha mejorado un poco. Yo soy un optimista incorregible.

Su defensa de la utopía lo enfrentó a más de un destierro. Debutó como exiliado en 1983, cuando cruzó el charco y se instaló en Buenos Aires buscando una seguridad incierta. Fue aquí donde inauguró el «llavero de la solidaridad»: cuando las cosas comenzaron a ponerse oscuras acudía a ese manojo que le abría la puerta de las casas de cinco o seis amigos. Era la única manera de desorientar los radares nefastos que iban tras su sombra. Hasta que la Triple A le dio 48 horas para seguir respirando en la Argentina y se marchó a Perú, luego a Cuba y finalmente a España, continuando un exilio que le negó su patria durante doce años. Y también a su mujer, Luz, que debió quedarse en Uruguay cuidando a las ancianas madres de ambos. A pesar de todo, Benedetti no escupe reproches; más bien le da palmadas a ese tiempo pasado que pudo ser peor.

¿No siente rencor por ese pedazo de vida que le cambiaron?
La pasé muy mal, me amenazaron de muerte, me separaron de mi ciudad, de mi mujer, y sólo por algún azar me fui salvando, pero no por hacer concesiones. Yo hubiera preferido no tener que recurrir al exilio, y sin embargo, en cierta forma el exilio me ayudó. Por un lado, empezaron a interesarse por mis libros, me hizo ser más conocido y eso hasta me permitió un alivio económico. Además, he aprendido mucho de la gente que fui conociendo en los diferentes países donde tuve que vivir. No de los gobiernos, porque de ellos no se aprende nunca nada, pero de la gente sí. Es como un fenómeno de ósmosis: uno le da a ese pueblo que lo recibe lo mejor que tiene y ese pueblo le devuelve cosas a uno. Esa proximidad, ese intercambio enriquecedor y evidente, me ha cambiado para bien, me ha hecho madurar, me ha quitado cierta tentación de hacer juicios demasiado apresurados sin que las cosas se asienten

Le supo sacar provecho al exilio.
Yo creo que sí. Volví a mi país un poco mejor de lo que me fui, más ecuánime, más tolerante, menos radical, pero sin perder mis obsesiones.

Usted ha inventado una palabra, desexilio, que describe las sensaciones del regreso. ¿Se termina el desexilio alguna vez?
Me parece que no. En uno de mis libros puse como epígrafe una frase de Alvaro Mutis, que dice que uno está condenado a ser siempre un exiliado, y creo que es cierto. Afuera uno se siente herido, ajeno, y cuando regresa también se siente exiliado, porque uno ha cambiado y el país también ha cambiado. Ha cambiado hasta el paisaje, la mirada de la gente… Sigue siendo el país de uno, se lo quiere como el país propio, pero la relación es distinta. Entonces se siente nostalgia por ciertas cosas del exilio, que tienen que ver más que nada con las personas.

¿La patria de uno dónde queda después de ese proceso?
Como decía José Martí, la patria es la humanidad. En todos los países, en los que uno ha estado y en los que no ha estado, hay gente que por lo que piensa, por sus actitudes, por lo que hace, por lo que siente, por su solidaridad, son como compatriotas de uno. La patria de cada uno está formada de esa gente. Porque en el propio país ha habido también torturadores, corruptos, y esos no son compatriotas míos.

Actualmente, Mario Benedetti vive mitad de su tiempo en España y mitad en Uruguay. Esos compromisos de los que a veces se queja pero que tanto disfruta, lo tironean hacia ambos lados del océano. Su residencia en ésta y en aquellas tierras no obedece, aclara, a una necesidad de escaparles a los inviernos ni a las humedades que castigan su asma desde que tenía 25 años, cuando un tifus le dejó como secuela esa angustia por el oxígeno que un par de veces lo acostó en terapia intensiva. Está acostumbrado a convivir con un aparatito que despide vapores salvadores cada vez que le falta el aire, y en sus poemas hasta se ríe de ésta y otras fallas de fábrica que le trajeron las décadas: «…mis cataratas, mis espasmos asmáticos, mi herpes zoster, mi lumbago, mi hernia diafragmática», enumera en Heterónimos.

Sabe que su cuerpo le empezó a confiscar la frescura que mantiene su mente, pero él le pone el pecho al asunto con palabras: su próximo libro de poemas, El mundo que respiro, pone el acento en la cercanía de la muerte.

¿Le preocupa el tema?
Bueno, a todo el mundo le preocupa, ¿no? Pero a los 80 años uno está un poco obligado a pensar en esas cosas. La muerte es una presencia, y la barajo en conexión a lo que es la muerte para otros, no sólo para mí. Pienso que una de las formas de sobrellevar la idea de la muerte es darle la cara, hablar de ella, dialogar con ella. Me parece que es una manera de poder soportar ese fin obligatorio. Admitir la muerte es un modo de restarle importancia, porque si uno está obsesionado con eso..

Por eso escribe sobre la muerte.
Escribo sobre ella para que no me sorprenda, claro. Su cercanía no tiene que aplastarlo a uno, por eso tengo un poema que se llama Como si fuéramos inmortales: hay que vivir como si lo fuéramos.

Terminemos hablando de la vida, entonces. Usted ha recibido muchos premios por su obra, pero cuando hace un par de años la Universidad de Alicante lo nombró doctor honoris causa, fue en reconocimiento a «su fecunda labor creativa y por su condición de hombre de pueblo». Obra, pero también vida. ¿Cómo prefiere ser reconocido?
Son dos cosas que forman el carácter y la condición humana de uno, ¿no? Muchos de mis poemas son producto de ser hombre de pueblo, y estar cerca del pueblo siempre ha sido una máxima para mí. Lo mejor que me pudo haber pasado en la vida es que lo que escribo le haya tocado el corazón a esa gente, a ese pueblo, a ese hombre de a pie.

* Texto Ezequiel Martinez / Clarin, 14 octubre 2006

 

Un enlace completo de la vida y obra de mario Benedetti es esta:

http://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Benedetti

Una ciencia para estar solo

Cada año, en el cumpleaños de Mayra, desde cuando cumplió uno, le he pedido a Sonia que se case conmigo. Este año nuestra hijita cumplió cinco. Cada rechazo tiene su propia historia, pero sólo hasta hace poco, antes de que las dos se fueran, yo prefería imaginar esos momentos como una prolongada e ininterrumpida comunicación.

Debido a mi despido del Banco, experimentaba por primera vez la pobreza de verdad, distinta a esos otros tipos de pobreza a los que había sobrevivido anteriormente. Se habia manifestado primero como un estado mental: un pánico absorbente, una especie de vértigo, aunado a la certeza de que todos mis infortunios eran un engaño elaborado.

Sonia había sido mi estudiante en un instituto preuniversitario. Para cuando no pasó el examen final por segunda vez ya éramos amantes. Un año más tarde, a los 21, ya estaba embarazada con Mayra. Seguíamos sin casarnos y sin intención de hacerlo. De hecho, yo nunca tuve la oportunidad de proponérselo.Al mismo tiempo que me anunciaba que estaba embarazada dijo que era demasiada joven para casarse. Yo acababa de cumplir los 29 y también me sentía demasiado joven.

Estalló el escándalo. Nuestros respectivos padres, que se despreciaban mutuamente, se reunieron para negociar. Decidieron forzarnos a que nos casáramos. Invocaron la decencia y el decoro. Yo llegaba todas las noches a la casa para recibir reproches por mi irresponsabilidad. A Sonia la amenazaban con todo tipo de tormentos.

Mayra nació el 5 de febrero, en 1996. Yo me encontraba en la sala de partos, observando ese proceso mágico, con un temblor en mis débiles rodillas. Fue el dia más completo de mi vida.Observé las piernecitas y los bracitos de Mayra y la suave frescura de su cara diminuta. Sus ojos castaños eran del mismo tono que los de su madre, y en ese instante las dos se convirtieron en mi religión. Sentí que deseaba llorar ante la belleza de su pequeño cuerpo, de su ser puro. Y llorar también por lo que había hecho.

Mis egoístas faltas parecían ahora un obstáculo infranqueable si es que yo pretendía alguna vez ser su padre.Un par de meses después del nacimiento de Mayra, Sonia viajó a Estados Unidos para aprender inglés. Su familia la quería lejos de mí, lejos del estrés.

Durante medio año, visitaba a mi hija tres veces a la semana, soportando los incómodos silencios de los Sepúlveda, quienes no sabían si despreciarme o aplaudir mi persistencia.Por las noches inventaba escenarios en una gama que iba de lo trágico a lo maravilloso.
Sonia en USA, conociendo a un hombre que le removió el piso. Un hombre alto, blanco. Un hombre con plata. Un hombre más apuesto que yo. Por supuesto más cariñoso. Un mejor papá. Esas eran mis pesadillas cuando imaginaba que la había perdido para siempre.

Pero al mismo tiempo me dejaba llevar por otro sueño: Sonia regresando, desengañada por lo que había visto allá, sobrecogida por la depravación que le había descrito su padre (Quien vivió un tiempo en USA), perdonándome, dispuesta a comenzar de nuevo.

En esta ciudad, no hay nada más inútil que imaginarse una vida. El dia siguiente es tan incierto como el año que viene, y no hay nada sólido de dónde cogerse. No hay trabajo. No hay nada que yo hubiera podido prometerle en ese momento que no estuviera construido sino en la imaginación. O aún peor, en la suerte.Mayra ya estaba despierta del todo, y se sentó en la cama: “Papi”, gritó, señalando mi barriga. “¡Estás gordo!”“¡Mayra! Dijo Sonia. “¡No seas grosera!”Pero a mi me pareció chistoso. Me reí. No estoy gordo; lo que sucede es que ya no soy joven.

Me agarre la barriga y durante unos segundos fingí que mi ombligo era el orificio de una bala, que estaba mortalmente herido. Caí al piso, “Ay, Mayra”, grité.Mi hija gateó hasta el borde de la cama y se tendió allí, mirándome a los ojos mientras yo seguía echado en el piso…..Soltó una sonrisa amplia y picara y yo cerré los ojos.Imaginen los extraños y terribles silencios, los espacios vacíos.

Imagínense marchitándose en este lugar sin ninguna compañía. Piensen en una hija viviendo en un lejano país del norte, con sus vientos fríos y sus lluvias torrenciales, esforzándose por reconocerlos entre un flujo de imágenes y sonidos y aromas borrosos….

Imaginen que ella olvide su español, y que entonces todos sus temores y esperanzas y amores y sueños queden atrapados, perdidos en una bóveda de resonancias extrañas.

Creo que Sonia debió haber reconocido que me encontraba ausente porque se quedó callada.Mi hija se había vuelto a subir a la cama y se sentó, las piernas cruzadas por debajo, observándonos como si asistiera a una obra de teatro.
Y no hubo trompetas ni violines ni ningún otro sonido. Sólo el silencio.

Hasta Pronto
CARLOS (Tigre sin Tiempo)

Fuente: El resumen y selección de los textos fue extraído del libro “Guerra en la Penumbra” del joven escritor peruano Daniel Alarcón. Editado en USA el 2005

Poema a la Noche (Oda)

Reina la noche: con silencio grave
gira los sueños en el aire vano;
cándida, pura, el silencioso llano
viste la luna de su luz suave.
¡Hora de paz!… Aquí, do a nadie miro,
en esta cumbre, alzado,
heme, Señor, del mundo abandonado.

¡Cómo embelesa la quietud augusta
de la natura, a la sensible alma
que oye su voz, y en deleitosa calma
de esta mansión y su silencio gusta!
Grato silencio, que interrumpe el río
distante murmurando,
o en las hojas el viento susurrando.

 

Ya de la noche con el fresco ambiente
gira en lánguidas alas el reposo,
que vela fiel bajo del cielo umbroso
y huye la luz del sol resplandeciente.
Invisible con él y misterioso
en llano y montes yace
el bello horror, que contristando place.

 

¡Cómo en el alma estática se imprime
el delicioso y triste pensamiento!
¡Cómo el cuadro feliz que miro atento
es a par melancólico y sublime!
¡Ah! su paz de la música prefiero
al eco poderoso
con que se anima el baile bullicioso.

 

Allí en salón soberbio, por do quiera
terso cristal duplica los semblantes:
de oro vestida y perlas y diamantes
hermosura gentil danza ligera,
y con sus gracias y afectado hechizo
de mil adoradores
lleva tras sí los votos y loores.

 

¡Admirable es aquesto! Yo algún día,
de la simple niñez salido apenas,
en los bailes magníficos y cenas
de mi amor al objeto perseguía;
y atesoré con mágica ventura
de la Joven amada
un suspiro fugaz, una mirada.

 

Mas ya por los pesares abatido,
y a languidez y enfermedad ligado,
muy más me place que salón dorado
Este llano en la noche oscurecido;
a la brillante danza prefiriendo
el meditar tranquilo
bajo este cielo, en inocente asilo.

 

¡Ah! bríllenme por siempre las estrellas
en un cielo tan puro como ahora,
y a la alta mano de mi ser Autora
puédame yo elevar, viéndola en ellas.
A ti, Dios de los cielos, en la noche
alzo en humilde canto
la dolorosa voz de mi quebranto.

 

Te saludo también, amiga luna:
siempre tierno te amé, reina del cielo:
siempre fuiste mi hechizo, mi consuelo,
en la adversa y la próspera fortuna.
Tú sabes cuantas veces anhelando
gozar tu compañía,
maldije el brillo del ardiente día.

 

Asentado tal vez a las orillas
del mar, cuyo cristal te retrataba
en cavilar dulcísimo pasaba
las leves horas en que leda brillas;
y recordando mi nublada gloria,
miré tu faz serena
y en tierno llanto desahogué mi pena.

¡Mas ay! el pecho con dolor palpita,
herido ya de consunción tirana,
y cual tú al esplendor de la mañana,
palidece mi rostro y se marchita.
Cuando caiga por fin, inunde al menos
esa luz calma y pura
de tu amigo la humilde sepultura…

…Mas, ¿qué canto suavísimo resuena
del inmediato bosque en la espesura?
Es tu voz, ruiseñor, que de ternura
en dulce soledad mi pecho llena.
Siempre te amé, porque debiste al cielo
genio triste y sombrío,
tierno y agreste, como el genio mío.

Perezca el que a tu nido te arrebata,
y porque gimas gusta de oprimirte:
¿Por qué no viene como yo a seguirte
del bosque espeso entre la sombra grata?
Salta libre y feliz de ramo en ramo
en torno de tu nido,
que a nadie quiero esclavo ni oprimido.

 

Noche, antigua deidad, que el caos profundo
produjo antes que al sol, y al sol postrero
has de sobrevivir, cuando severo
el brazo del Señor trastorne el mundo;
óyeme: tú serás mientras me dure
este soplo de vida
celebrada por mí, de mi querida.

Antes del primer tiempo, sepultada
del caos en el vértice yacías:
inspirada tal vez ya preveías
a tu beldad la gloria destinada;
y ociosa, triste, en el sombroso velo
tu frente rebozabas,
y en el futuro imperio meditabas.

A la voz del Criador, del Océano
reina saliste, el cetro levantando,
de estrellas coronada, desplegando
el manto rico por el éter vano;
y al mundo silencioso deleitaba
en tu frente severa
de la alma luna la argentada esfera.

¡Cuántas altas verdades he aprendido
en tu solemne horror, sublime diosa!
En el silencio de la selva umbrosa
¡Cuántas inspiraciones te he debido!
En ti miro al Criador, y arrebatado
de fervoroso anhelo,
pulso mi lira y me levanto al cielo.

¡Salve, gran diosa! en tu apacible seno
déjame consolar y recrearme:
tu bálsamo feliz puede aliviarme
el triste pecho de dolores lleno.
¡Noche, de los poetas y almas tiernas
dulce, piadosa amiga,
en blanda paz convierte mi fatiga!

* Autor: José María de Heredia Girard

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Para mayor informacion del autor revisa este enlace:
http://www.jmarcano.com/mipais/cultura/emigra/deheredia.html
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Amado Nervo y como morir en Paz

Un poema que escribio el gran poeta mexicano Amado Nervo (1870-1919) , me parece que resume, con gran actualidad, claridad y belleza, la forma que debemos lograr cuando nos toque los ultimos momentos de nuestra vida terrenal.

Aquellos ultimos instantes de nuestra vida, donde mediante poemas como el que nos dejo Amado Nervo, expresamos un balance final positivo de nuestro paso por este planeta, y donde nos sentimos agradecidos por el saldo final de nuestra existencia.

Este poema lo aprendi cuando estudiaba en el colegio, en Peru. Estudiamos la vida y obras principales de los poetas y escritores hispanos, donde Amado Nervo fue uno de los que me llamo la atencion por su estilo y donde este poema, presentado aqui, esta entre mis favoritos, por lo expresado arriba.

Carlos Tigre sin Tiempo (CTsT)

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Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles y la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coceché siempre rosas.
… Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas,
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado; el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en Paz!

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Nota:
Para mayor informacion sobre la biografia de Amado Nervo consulta esta direccion:
http://es.wikipedia.org/wiki/Amado_Nervo
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El poder de la poesía en Mujeres USA 2

Veamos la segunda parte (final) de algunos poemas de mujeres norteamericanas las cuales expresan sus singulares vivencias y experiencias de vida en breves poemas que presento aquí:

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3) Yolanda Coulaz (46 años) Ella empezó a escribir poemas en la madurez de su vida y a pesar de no haber estudiado nunca en una universidad, muestra una sofisticada estructura en sus poemas, según dicen algunos críticos de poemas. A continuación leamos el poema de Yolanda titulado “Cool, Cotton Comfort” (El fresco y cómodo algodón)


Yo vestía un par de ajustados Jean que le gustaban a él,
Y él me miraba como una buena maldición para mí.
Ello era casi obsceno,
Ese par de jeans ajustados que a él no le quedaban, y él estaba orgulloso de ello
Y la forma que ellos tenían de mirarte fijamente como ese hombre que yo he condenado.
Era casi obsceno,
Ese par de jeans.
Bien, estoy vieja hoy,
Y yo tengo un hombre que me ajusta como un par de gotas de sudor, como un gris brezo (*)
Y él se ve como una buena maldición para mí.
¿Y ese ajustado jeans?
Bien, yo lo tiré lejos.

(*)= Arbusto de la familia de las ericáceas, de uno o dos metros, muy ramoso, con hojas verticales, lineales y lampiñas, flores pequeñas de color blanco verdoso o rojitas…
(Fuente: DRAE, 2001)

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4) Barbara Fragoletti Hoffman (60 años). Es una voraz lectora y escribe poemas regularmente desde los años 80 y ha ganado premios desde los años 90. Veamos su poema “Six children” (6 hijos)

Mi mamá no tiene tiempo para ella misma en la noche
Ella se queda dormida en la bañera deslizándose hacia el fondo hasta que el agua fría la sacuda y despierte.
Algunas noches yo la he encontrado encorvada sobre la mesa de la cocina leyendo un libro,
Una taza de té humeando,
Un cigarrillo ardiendo y
Nadie llamándola Mamá, Mamá.

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Hasta siempre.
Carlos Tigre sin Tiempo (CTsT)

El poder de la poesía en Mujeres USA (1)

Veamos algunos poemas de mujeres norteamericanas las cuales expresan sus singulares vivencias y experiencias de vida en breves poemas que presento aquí:
Como se sabe, es bien difícil traducir con el sentido correcto, al 100%, de lo que quiere expresar un poeta; sin embargo trató de aproximarme. Además incluyo fotos de la autora y letras en idioma ingles, de los breves poemas traducidos:

1) Stefanie Lipsey (41 años) Ella es madre de hijos pequeños, estudió opera, años atrás y actualmente trabaja en una biblioteca de niños.

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Este poema “Concrete Walt” (El Walt concreto) se basa en su experiencia sobre el nombre y lugar de su nacimiento.
La puerta no estaba allí hace 100 años antes estaba rodeado de pasto,
Antes la cerca de estacas nos mantenía corriendo a través de campos de trigo, escapando a través de los bosques hacia la rocosa orilla del mar.
Cuando yo estacionaba mi carro (SUV), Yo sabía que estaba en el lugar equivocado.
Quizás 10 carros me rodeaban en numerosos lugares de nacimiento de Walt Whitman,
Quizás 10,000 más están a través de la calle en el centro comercial (mall)
Es tan duro estar aquí sin el sonido del mar.
Los pozos de Long Island están llenos de DDT, estando al acecho debajo de tablillas de cedro…

2) La segunda poeta es una señora de nombre Lynn Kozna (88 años), quien empezó en edad madura a escribir poemas, como manera de disminuir su pena por la muerte de su esposo. Ella trabajó de enfermera y ha escrito un reciente libro de nombre “Phases of the moon” (Fases de la luna).A continuación muestro un breve poema de Lynn, llamado “Space” (Espacio)

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En algún lugar más allá del Milky Way(*) ,

hay música tan sublime que escucho y que podría derretir mis huesos y hacer que mi sangre cante.

Algunas veces ese sonido aclara la luna o la vuelve roja con añoranza.
Ahora o entonces una nota o dos escapan como flechas hacia la tierra y están cogiendo la garganta de un troglodita.

* Milky Way = Galaxia que se ve desde la tierra como un brazo en espiral.

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Hasta siempre.
Carlos Tigre sin Tiempo (CTsT)

Biografia del premio Nobel de literatura 2008: Jean-Marie Gustave Le Clézio

A continuación presento una interesante reseña bibliografia del último ganador del premio nobel de literatura, el escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio. Incluyendo al final una relacion de sus libros en frances, ingles y español (además él ha escrito en otros idiomas como el sueco, alemán, etc…)
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”el escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensualidad extasiada, investigador de una humanidad fuera y debajo de la civilización reinante”.

Jean-Marie Gustave Le Clézio nació el 13 de abril de 1940 en Niza, aunque sus progenitores tenían estrechos lazos familiares en Mauricio, antigua colonia francesa hasta ser conquistada por los británicos en 1810. A los ocho años de edad se trasladó a vivir junto con su familia a Nigeria, donde su padre había trabajado como médico durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante el mes que duró la travesía en barco a Nigeria, Le Clézio empezó su carrera como escritor con dos breves libros, Un long voyage y Oradi noir, que incluso contenía una lista con “obras de próxima aparición”. Le Clézio creció entre dos lenguas, el francés y el inglés. En 1950 regresó con su familia a Niza.

Tras acabar el bachillerato en 1957, realizó estudios de inglés en la Universidad de Bristol entre 1958 y 1959 y en Londres entre 1960 y 1961. En 1963 abtuvo un diploma universitario en la Universidad de Niza (Instituto de Estudios Literarios) 1963.

Terminó sus estudios de licenciatura en la Universidad de Aix-en-Provence en 1964. Hizo su doctorado sobre la historia antigua de México en la Universidad de Perpignan en 1983. Ha impartido clase en diferentes universidades del mundo, como Bangkok, México D.F., Boston Austin y Albuquerque.

Le Clézio suscitó mucha atención con su primera novela Le procés-verbal (1963; El atestado, 1964). Como joven escritor inmerso en las repercusiones del existencialismo y el roman nouveau, fue un conjurador que intentó elevar las palabras por encima del estado degenerado de la lengua cotidana y devolverles la fuerza evocadora de una realidad esencial.

Este primer libro fue el inicio de una serie de descripciones de estados de crisis, que incluye también la colección de relatos La fièvre (1965; La fiebre) y Le déluge (1966; El diluvio, 1969), donde denuncia la confusión y el miedo reinantes en las grandes ciudades occidentales.

Muy pronto destacó la faceta de Le Clézio como escritor comprometido con el medio ambiente, orientación que se acentuó con las novelas Terra amata (1967), Le livre des fuites (1969; El libro de las huidas), La guerre (1970; La guerra, 1972) y Les géants (1973). Su consagración definitiva como escritor de novelas llegó con Désert (1980; Desierto, 1991), obra que le valió el galardón de la Academia Francesa.

Esta obra contiene magníficas imágenes de una cultura perdida en el desierto norteafricano que contrastan con una representación de Europa vista a través de la mirada de los inmigrantes indeseados. El personaje principal, la trabajadora inmigrante argelina Lalla, es el polo opuesto utópico a la brutalidad y la fealdad de la sociedad europea.

Simultáneamente a la publicación de estos libros, Le Clézio publicó los ensayos de carácter meditativo L’extase matérielle (1967), Mydriase (1973) y Haï (1971), este último con influencias de la cultura indígena. Sus prolongadas estancias en México y Centroamérica entre los años 1970 y 1974 tuvieron un impacto decisivo en su obra literaria; el escritor se alejó de las grandes ciudades para encontrar una nueva realidad espiritual en el contacto con los indígenas.

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Conoció a Jemia, de nacionalidad marroquí, con la que se casó en 1975, el mismo año en que publicó Voyage de l’autre côté, libro donde relata todo lo aprendido en Centroamérica. Le Clézio inició la traducción de una de las grandes obras de la tradición cultural amerindia, Les prophéties du Chilam Balam.

Le réve mexicaine ou la pensée interrompue (1988) es un claro testimonio de la fascinación que el grandioso pasado de México ejerce sobre él. Desde la década de los noventa, Le Clézio y su esposa alternan su residencia entre Albuquerque, el estado de Nuevo México, la isla Mauricio y Niza.

Le chercheur d’or (1985) trata temas de las islas del Océano Índico en forma de novelas de aventuras. La atracción que le provoca el sueño del paraíso terrenal aparece en los últimos años en libros como Ourania (2005) y Raga (2006), obra esta última que está dedicada a documentar la vida en peligro de extinción en las islas de Oceanía cuando la globalización se abre paso a la fuerza.

En Ourania la acción se desarrolla en un lejano valle de México donde el personaje principal y alter ego del escritor encuentra una colonia de buscadores que ha reconquistado la armonía de la edad de oro y ha rechazado las costumbres perniciosas de la civilización, entre ellas, las lenguas comunes.

El punto central de la obra literaria de Le Clézio ha ido trasladándose cada vez más hacia una exploración del mundo de la infancia y de la propia historia familiar. Esta orientación se inició con Onitsha (1991; Onitsha, 1992), continuó de modo más explícito con La quarantaine (1995; La cuarentena, 1998) y culminó con Révolutions (2003) y L’Africain (2004; El africano, 2007).

Révolutions resume los temas más importantes de su obra literaria: la memoria, el exilio, las rupturas de la juventud, el conflicto de las culturas. Episodios de sitios y épocas diferentes se encuentran aledaños unos a otros: los años de estudiante del personaje principal durante las décadas de los cincuenta y sesenta en Niza, Londres y México, las vivencias del ancestro bretón como soldado en el ejército revolucionario 1792 a 1794 y la emigración a la isla de Mauricio para escapar a la opresión de la sociedad revolucionaria, así como la narración de una esclava de principios del siglo XIX.

Sumergido en los recuerdos de juventud, se perfila el relato de la visita que el personaje principal le hace a la hermana de su abuelo paterno, la tía Catherine, última portadora de la tradición familiar de las propiedades perdidas en Mauricio, que le hace entrega de los recuerdos de los que Le Clézio se hará cargo como escritor.

L’africain es la historia del padre del escritor, al mismo tiempo reconstrucción, vindicación del honor y memoria de la vida de un muchacho a la sombra de un extraño al que está obligado a amar. Recuerda a través del paisaje: África le cuenta quién era él cuando a los ocho años asistió al reencuentro de la familia después de los años de separación durante la guerra.

Una de las últimas obras salida de la pluma de Le Clézio es Ballaciner (2007), un profundo ensayo de corte personal sobre la historia del arte cinematográfico y la importancia del cine en la propia vida del escritor, desde los proyectores de manivela de la infancia hasta las incursiones de la vida adulta en la cinematografía de tierras lejanas, pasando por el culto adolescente a los cineastas que estaban en boga. La última obra, Ritournelle de la faim, acaba de ser publicada.

Le Clézio ha escrito además varios libros infantiles y juveniles, entre los que se pueden mencionar Lullaby (1980), Celui qui n’avait jamais vu la mer seguido de La montagne du dieu vivant (1982) y Balaabilou (1985).
Premios literarios: Premio Théophraste Renaudot (1963), Premio Larbaud (1973), Premio Paul Morand, de la Academia Francesa (1980), Premio Jean-Giono (1997), Premio Prince de Monaco (1998), Premio Stig Dagerman (2008).

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Works in French
Le procès-verbal. – Paris : Gallimard, 1963
Le jour où Beaumont fit connaissance avec sa douleur. – Paris : Mercure de France, 1964
La fièvre. – Paris : Gallimard, 1965
Le déluge : roman. – Paris : Gallimard, 1966
L’extase matérielle . – Paris : Gallimard, 1967
Terra amata. – Paris : Gallimard, 1967
Le livre des fuites : roman d’aventures. – Paris : Gallimard, 1969
La guerre. – Paris : Gallimard, 1970
Haï. – Genève : Skira, 1971
Mydriase. – Montpellier : Fata Morgana, 1973
Les géants. – Paris : Gallimard, 1973
Voyages de l’autre côté. – Paris : Gallimard, 1975
L’inconnu sur la terre. – Paris : Gallimard, 1978
Vers les icebergs. – Montpellier : Fata Morgana, 1978
Voyage au pays des arbres. – Paris: Gallimard, 1978
Mondo et autres histoires. – Paris : Gallimard, 1978
Désert. – Paris : Gallimard, 1980
Trois villes saintes. – Paris : Gallimard, 1980
Lullaby. – Paris : Gallimard, 1980
La ronde et autres faits divers. – Paris : Gallimard, 1982
Celui qui n’avait jamais vu la mer ; suivi de La montagne du dieu vivant. – Paris : Gallimard, 1982
Balaabilou. – Paris : Gallimard, 1985
Le chercheur d’or. – Paris : Gallimard, 1985
Villa Aurore ; suivi de Orlamonde. – Paris : Gallimard, 1985
Voyage à Rodrigues. – Paris : Gallimard, 1986
Le rêve mexicain ou la pensée interrompue. – Paris : Gallimard, 1988
Printemps et autres saisons. – Paris : Gallimard, 1989
La grande vie ; suivi de Peuple du ciel. – Paris : Gallimard, 1990
Onitsha. – Paris : Gallimard, 1991
Étoile errante. – Paris : Gallimard, 1992
Pawana. – Paris : Gallimard, 1992
Diego et Frida. – Paris : Stock, 1993
La quarantaine. – Paris : Gallimard, 1995
Poisson d’or. – Paris : Gallimard, 1996
La fête chantée. – Paris : Le Promeneur, 1997
Hasard ; suivi de Angoli Mala. – Paris : Gallimard, 1999
Coeur brûlé et autres romances. – Paris : Gallimard, 2000
Révolutions. – Paris : Gallimard, 2003
L’Africain. – Paris : Mercure de France, 2004
Ourania . – Paris : Gallimard, 2006
Raga : approche du continent invisible. – Paris : Seuil, 2006
Ballaciner. – Paris : Gallimard, 2007
Ritournelle de la faim. – Paris : Gallimard, 2008

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Works in English
The Interrogation / translated from the French by Daphne Woodward. – New York : Atheneum, 1964. – Translation of Le procès-verbal
Fever / translated from the French by Daphne Woodward. – New York : Atheneum, 1966. – Translation of La fièvre
The Flood / translated from the French by Peter Green. – London : H. Hamilton, 1967. – Translation of Le déluge
Terra Amata / translated from the French by Barbara Bray. – London : Hamilton, 1969 ; New York : Atheneum, 1969. – Translation of Terra amata
The Book of Flights : an Adventure Story / translated from the French by Simon Watson Taylor. – London : Cape, 1971 ; New York : Atheneum, 1972. – Translation of Le livre des fuites
War / translated from the French by Simon Watson Taylor. – London : Cape, 1973 ; New York : Atheneum, 1973. – Translation of La guerre
The Giants / translated from the French by Simon Watson Taylor. – London : Cape, 1975 ; New York : Atheneum, 1975. – Translation of Les géants
The Mexican Dream, or, The Interrupted Thought of Amerindian Civilizations / translated by Teresa Lavender Fagan. – Chicago : University of Chicago Press, 1993. – Translation of Le rêve mexicain ou la pensée interrompue
The Prospector / translated from the French by Carol Marks. – Boston : David R. Godine, 1993. – Translation of Le chercheur d’or
Onitsha / translated by Alison Anderson. – Lincoln : University of Nebraska Press, 1997. – Translation of Onitsha
The Round & Other Cold Hard Facts = La ronde et autres faits divers / translated by C. Dickson. – Lincoln : University of Nebraska Press, 2002. – Translation of La ronde et autres faits divers
Wandering Star : a Novel / translated by C. Dickson. – Willimantic, CT : Curbstone Press, 2004. – Translation of Étoile errante

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Works in Spanish
El atestado / traducción de Gabriel Oliver. – Barcelona : Seix Barral, 1964. – Traducción de: Le procès-verbal
El diluvio / traducción de Jaime Pomar. – Barcelona : Seix Barral, 1969. – Traducción de: Le déluge
La guerra / traducción de Rodolfo Hinostroza. – Barcelona : Seix Barral, 1972. – Traducción de: La guerre
Tres ciudades santas / traducción de Leonor Tejada. – México : UAM, Dirección de Difusión Cultural, Departamento Editorial, 1980. – Traducción de: Trois villes saintes
La conquista divina de Michoacán / traducción de Aurelio Garzón del Camino. – México : Fondo de Cultura Económica, 1985. – Traducción de: La conquète divine de Michoacán
Viaje al país de los árboles / ilustraciones de Henri Galeron ; traducción de Ana Bermejo Baró. – Madrid : Altea, 1986. – Traducción de: Voyage au pays des arbres
Viaje a Rodrigues / traducciòn de Manuel Serrat Crespo. – Barcelona : Versal, 1987. – Traducción de: Voyage à Rodrigues
El buscador de oro / traducción de Manuel Serrat Crespo. – Barcelona : Versal, 1987. – Traducción de: Le chercheur d’or
Desierto / traducción de Alberto Conde. – Madrid : Debate, 1991. – Traducción de : Désert
Onitsha / versión castellana de Alberto Conde. – Madrid : Debate, 1992. – Traducción de: Onitsha
El sueño mexicano, ó, El pensamiento interrumpido / traducción, de Mercedes Córdoba y Tomás Segovia. – México : Fondo de Cultura Económica, 1992. – Traducción de: Le rêve mexican au la pensée interrompue
El atestado / edición de Susana Cantero ; traducción de Susana Cantero. – Madrid : Cátedra, D.L., 1994. – Traducción de: Le procès-verbal
Diego y Frida : una gran historia de amor en tiempos de la revolución / traducción, Mauro Armiño. – Madrid : Temas de Hoy, 1994. – Traducción de: Diego et Frida
Diego y Frida / traducción, Manuel Arbolí. – México : Diana, 1995. – Traducción de: Diego et Frida
La cuarentena / traducción de Thomas Kauf. – Barcelona : Tusquets, 1998. – Traducción de: La quarantaine
El pez dorado / traducción de Mercedes Corral. – Barcelona : Tusquets, 1999. – Traducción de: Poisson d’or
El africano / traducción de Juana Bignozzi. – Buenos Aires : Adriana Hidalgo Editora, 2007. – Traducción de: L’africain

 

 

Un poeta hispano-suizo renueva la literatura dialectal

Es hijo de una santanderina, se crió en Langenthal, trabajó siete años como albañil y estudió literatura española. Pedro Lenz es uno de los poetas suizos más conocidos. Este año recibió el premio cultural de la ciudad de Berna.


Pie de foto: Pedro Lenz en su despacho en el barrio Lorraine en Berna. (Keystone)

Lenz no se contenta con un solo registro. Es poeta, columnista, escritor de teatros, relatos y novelas. Su lengua es el dialecto, su estilo el monólogo, su contexto lo local, y sus protagonistas son gente como tú y yo.

«Mi madre es española y mi padre hablaba muy bien el castellano. En casa hablábamos el castellano. El dialecto suizo-alemán lo fui aprendiendo en la escuela. Más tarde aprendí el alto alemán». Así describe el autor bernés cómo se apropió de las lenguas que le rodeaban desde la infancia y que le acompañan hasta hoy.

A los 16 años empezó el aprendizaje de albañilería y trabajó durante siete años en la construcción. Fue en ese período cuando sintió la necesidad y el ímpetu de escribir. Y consciente de que le faltaba la base para redactar relatos literarios, decidió hacer el bachillerato para estudiar literatura.

Durante el estudio de la literatura española se familiarizó con las obras de autores como Francisco Umbral, Josep Plà y César González Ruano, que le introdujeron en el arte de escribir columnas, o de novelistas como Juan Marsé, que le sirvieron de modelo para encontrar su propio estilo.

«Podía leer a esos autores españoles durante noches enteras, me levantaba al día siguiente y me ponía a escribir, sin incurrir en el desliz de copiar su estilo, porque mi lengua de escritura es el alemán», puntualiza.

« El sentimiento de ser forastero me proporcionó una mirada muy desvelada sobre la lengua. »

Pedro Lenz Un cronista de lo provincial
Pedro Lenz trabaja actualmente en su primera gran novela con el título provisional Inland, que se publicará el año que viene. Este año recibió el premio de literatura de la ciudad de Berna y fue el único autor suizo nominado para el certamen literario Ingeborg Bachmann, que se celebró el pasado junio en la ciudad austríaca de Klagenfurt.

Sus relatos, que a lo largo de los últimos años ha presentado en un sinfín de veladas en toda Suiza, narran la historia de figuras aparentemente sacadas de la realidad cotidiana. Pero Lenz admite que la redacción es un proceso altamente artificial y que sus protagonistas son creaciones ficticias.

Eso no quita que sus protagonistas no compartan ciertos rasgos con personas que ha observado en el día a día.

La cotidianidad como contexto
Sus figuras suelen contar andanzas personales, existencias penosas, problemas familiares, y dan mil rodeos antes de llegar al grano. La memoria es un concepto clave en este novelista de Langenthal.

«Primero me interesa descubrir el habla cotidiana de la gente. Con frecuencia observo que suele hablar de forma repetitiva y retrospectiva, sobre todo la gente mayor. Habla de mil cosas diferentes hasta que llega al argumento esencial. Yo intento recrear esta forma narrativa.»

El humor como lubrificante
Pedro Lenz no pertenece a la clase de bohemianos que se levantan a las once de la mañana para pasear por la ciudad y buscar la inspiración en un ocioso quehacer. Es un escritor disciplinado. A las 8h30 ya está en su despacho y empieza a trabajar. Redacta una media de 3 páginas por día.

Su vena bohemiana la disfruta cuando se reúne con sus autores compañeros, mientras viaja en tren a una velada literaria o al regresar de una. Es en esos momentos cuando percibe situaciones diarias que le inspiran.

«Una vez oí hablar a un portero que reprendió a un niño por una travesura. Mientras lo estaba reprimiendo, empezó a hablar de problemas personales. Enseguida me di cuenta que ésta podía ser una situación de arranque para un relato.»

«Escribí un texto sobre un hombre, que narra un cuento a los niños. Y mientras está hablando de una princesa, se sale de la narración para denostar a los famosillos de la prensa rosa. De repente se despista otra vez para hablar de su novia que lo dejó y de lo duro que eso fue para él.»

«El protagonista se aparta de la estructura narrativa para contar cosas personales, lo cual confiere al relato una nota humorística. El humor y la tragedia son dos cosas que se compenetran. Nunca utilizo el humor para expresar agudezas, sino más bien como lubrificante para contar hechos trágicos.»

« Yo creo en la oralidad de la literatura. »

Pedro Lenz Lengua y oralidad
Las figuras de Pedro Lenz suelen ser narradores en primera persona. Una de las formas literarias más recurrentes en la obra de este autor, de 43 años, es el monólogo.

«El monólogo es una forma muy gratificante para las veladas literarias, porque me permite hablar desde la perspectiva de mis protagonistas. Esto implica, desde luego, que uno se puede identificar con sus figuras. Pero la ventaja es la inmediatez de la oralidad porque falta la instancia del narrador», explica.

La oralidad es un tema crucial para Lenz. «Me permite acercarme de forma directa a un público no tan instruido. Me parece muy interesante hacer literatura tanto para los interesados como para los inexpertos. Hay mucha literatura que es difícil de comprender para gente con una formación modesta. Quiero que el umbral de accesibilidad a mis textos sea lo más bajo posible para que todo el mundo tenga la oportunidad de conocerlos. Al mismo tiempo me gusta incluir finezas que pueden gustar al lector conocedor», recalca.

El dialecto como medio para crear inmediatez
Para transmitir la inmediatez de los diálogos de sus protagonistas, Pedro Lenz prefiere recurrir al dialecto. El dialecto bernés es considerado como uno de los idiomas más placenteros de la Suiza de expresión alemana, donde el suizo-alemán es el idioma que la gente suele hablar tanto en la calle, como en casa y en el trabajo.

«El dialecto es una posibilidad para hacer literatura con el idioma que utilizamos cada día. Hay gente que desprecia la literatura dialectal porque la considera una letra provincial. A esa gente hay que recordar que hay más suizos que hablan el dialecto que eslovenos el esloveno o lituanos el lituano», concluye.

* swissinfo, Antonio Suárez Varela, Berna (18 oct. 2008)

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PEDRO LENZ

Pedro Lenz, hijo de madre española y padre suizo, nació en Langenthal, en 1965. Actualmente vive en la ciudad de Berna.

En 1981 completó la formación como albañil. En 1995 aprobó la selectividad. A continuación estudió varios semestres Literatura Española en la Universidad de Berna.

Lenz trabaja como poeta, escritor y columnista para el semanario WOZ y los diarios Der Bund y Langenthaler Tagblatt.

El autor es miembro de los proyectos teatrales ‘Hohe Stirnen’ (‘Frentes altas’) y del grupo de recitales de performance ‘Bern ist überall’ (‘Berna es ubicua’).

Ha escrito obras de teatro, ha producido programas para la radio suiza DRS y ha editado varios audiolibros.

Publicaciones:

– Das kleine Lexikon der Provinzliteratur, ed. Bilgerverlag, 2ª edición junio, Zúrich, 2008 [Pequeño léxico de la literatura provincial]
– Angeri näh Ruschgift. Monologe der Leidenschaft, ed. Der Gesunde Menschenversand, Berna, 2007 [Otros toman drogas: monólogos de la pasión]
– Im Kairo, ed. Der Gesunde Menschenversand, Berna, 2006
– I wott nüt gseit ha. Monologe des Kummers, ed. Menschenversand, Berna, 2004 [No quiero haber dicho nada: monólogos de la aflicción]
– Tarzan in der Schweiz. Gesammelte Kolumnen zur gesprochenen Sprache, ed. X-Time, Berna, 2003 [Tarzán en Suiza: compendio de columnas para la lengua oral]
– Die Welt ist ein Taschentuch. Gedichte von da, von dort und von drüben, ed. X-Time, Berna, 2002 [El mundo es un pañuelo: poemas]

Distinciones:

– Premio de cultura de la ciudad de Berna
– Nominación para el Premio literario Ingeborg Bachmann
– Beca de literatura de la ciudad de Berna para estancia en Glasgow (Escocia)
– Premio de cultura de la ciudad de Langenthal
– Premio de las artes menores Goldener Biberfladen de Appenzell
– Premio de literatura de la Central Suiza de Formación Obrera

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ENLACESPedro Lenz (http://www.pedrolenz.ch/)
Hohe Stirnen (http://www.hohestirnen.ch/)

Poeta Alonso Ruiz escribe libro sobre gastronomía arequipeña

Poeta Alonso Ruiz Rosas saca del horno suculenta obra dedicada a la gastronomía arequipeña. (Arequipa es el segundo departamento más importante del Perú)

(Alonso Ruiz Rosas es quien tiene el cartapacio marrón)

La Gran Cocina Mestiza de Arequipa es el título del más riguroso y completo estudio que se ha consagrado hasta la fecha a la gastronomía arequipeña. Profusamente documentada, la obra acaba de ser publicada por el poeta y promotor cultural Alonso Ruiz Rosas, y editada por el gobierno regional de Arequipa. Allí, se ofrece una visión panorámica del proceso histórico de la gastronomía arequipeña, haciendo hincapié en la valoración de sus productos ancestrales y procedimientos básicos. Igualmente, se aborda el largo proceso de interacción con las tradiciones y los productos hispanos hasta consolidar sus características propias en tres ámbitos principales: casas, conventos y picanterías.

(Josefa Cano, la gran picantera de Arequipa en la segunda mitad del siglo XX)

La cocina arequipeña constituye, junto con su arquitectura mestiza, una de las más logradas expresiones culturales del sur andino, resultado de un proceso de mestizaje que suma casi cinco siglos y que ha configurado las principales características de su personalidad colectiva. Según señala el autor, su protección y promoción ha de tener un positivo impacto en la consolidación de Arequipa como destino gastronómico de primer orden, en la explotación sustentable de sus recursos alimenticios, en el potencial exportable de estos y en la afirmación de su personalidad mestiza, ajena a las polarizaciones excluyentes.

(Portada de la Obra, que incluye suculento recetario y guía gastronómica)

Cocinero aficionado desde joven, Alonso Ruiz Rosas recibió el premio Copé de Poesía en 1999, es autor de libros sobre los monasterios de Santa Catalina y Santa Teresa de Arequipa, ha ejercido el periodismo en diversos medios de prensa, incluyendo CARETAS, y es en la actualidad agregado cultural del Perú en Francia. En esta obra, el autor ha incluido un recetario que es la más completa compilación de gastronomía arequipeña publicada hasta la fecha, con cerca de 350 recetas. Igualmente, Ruiz Rosas ha cotejado las diversas versiones de los platos y ofrece versiones claras y parejas de los ingredientes y las preparaciones, incidiendo en la calidad de los productos y la solvencia de los preparados.

Además, otro de los aportes fundamentales de la obra es la reedición íntegra del recetario de “La mesa peruana o sea el libro de las familias”, primer libro de cocina peruana, escrito y publicado en Arequipa en 1867, de autor anónimo e impreso por el fundador del diario La Bolsa, Francisco Ibáñez.

El libro, realizado con calidad literaria y profusamente documentado, tiene 460 páginas y está dividido en tres secciones: estudio preliminar, recetario y guía. El estudio preliminar ofrece una visión panorámica del proceso histórico de la gastronomía arequipeña y hace hincapié en la valoración de sus productos ancestrales y sus procedimientos básicos así como en el largo proceso de interacción con las tradiciones y los productos hispanos hasta consolidar sus características propias en tres ámbitos principales: casas, conventos y picanterías.

El recetario comprende cerca de 350 recetas. Han sido cotejadas las diversas elaboraciones de cada plato para ofrecer versiones claras y parejas de ingredientes y preparaciones, incidiendo en la calidad de los productos y la solvencia de los potajes. Complementa el recetario un anexo que, de por sí, hace del libro un referente indispensable. Se trata de la reedición íntegra de «La mesa peruana o sea el libro de las familias», primer libro de cocina peruana, escrito y publicado en Arequipa en 1867, de autor anónimo e impreso por el fundador del diario La Bolsa, Francisco Ibáñez.

La obra comprende también evocaciones personales a cargo del autor y de dos escritores invitados, Rosario Núñez y Oswaldo Chanove, sobre la comida arequipeña en el último medio siglo. A continuación presenta una guía sobre la oferta gastronómica de la ciudad y la región y se incluye un directorio. El libro culmina con un detallado glosario de términos de utilidad.

Alonso Ruiz Rosas es un reconocido poeta y promotor cultural. Es uno de los fundadores del Centro Cultural Chaves de la Rosa de la Universidad Nacional de San Agustín (1990), y ha sido organizador de la Superintendencia Municipal del Centro Histórico de Arequipa y asesor de política cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores. Cocinero aficionado desde joven, Ruiz Rosas recibió el premio Copé de Poesía en1999 y es autor de libros sobre los monasterios de Santa Catalina y Santa Teresa de Arequipa. Ha ejercido el periodismo en diversos medios (Caretas, El Comercio, etc.) y actualmente es agregado cultural de la Embajada del Perú en Francia.

* Datos de RPP y Caretas (Perú)